Terrazas en llamas: Poggi prende el fósforo y la UCR pone el cuerpo

La salida de Ignacio Morris de Turismo expone un nuevo capítulo de tensión entre el radicalismo y Claudio Poggi. El gobernador vuelve a cargar culpas sobre sus aliados mientras protege a su círculo más cercano.

Actualidad13 de agosto de 2025RedacciónRedacción
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El radicalismo de San Luis atraviesa un momento crítico. La confirmación de que el ministro Juan Álvarez Pinto pidió la renuncia de Ignacio Morris, director de Promoción Turística y Cultural, no fue un hecho aislado. La orden, directa desde Claudio Poggi, es un golpe político que excede a Morris y apunta a un destinatario claro: Alejandro Cacace.

El subsecretario nacional de Reformas Estructurales había reclamado más ajuste y reestructuración al gobierno provincial. La respuesta de Poggi fue quirúrgica: dejar fuera de juego a un dirigente cercano, enviar un mensaje disciplinador y, de paso, encubrir otros fracasos.

La versión oficial es que Morris pagó por el “descalabro” de la temporada turística. Otro año perdido, con cifras negativas históricas, pese a que se inyectaron millones de pesos en promoción. En la práctica, la decisión busca instalar que el radicalismo es responsable de un fiasco que, puertas adentro, tiene otros autores.

En Terrazas, la memoria es selectiva. Hace pocos meses, el propio Poggi ya había señalado al radical Juan Manuel Rigau como responsable de otro traspié de gestión. Ahora es el turno de Álvarez Pinto. La UCR, lejos de reaccionar, parece aceptar el papel de socio menor y blanco preferido para los ajustes de cuentas.

El intocable de Poggi

El nombre que todos mencionan como verdadero responsable del derrumbe turístico es Diego Masci. El secretario de Comunicación, figura clave del poggismo, dilapidó recursos en una marca que no prendió, en spots televisivos nacionales que no generaron impacto y en foros vacíos de convocatoria.

Masci ya arrastra un historial de fracasos en la gestión. La diferencia es que, por su cercanía con el gobernador, su mal desempeño nunca se traduce en sanciones. Criticarlo sería golpear directamente a Poggi, y en Terrazas nadie se atreve a encender ese fuego.

Una interna que quema

La operación contra Morris no solo desnuda la fragilidad del radicalismo dentro de la coalición, sino que marca el inicio de una interna que amenaza con profundizarse. Poggi mantiene a salvo a sus alfiles mientras el socio radical paga el costo político de errores compartidos.

En el gobierno, la alianza de gobierno empieza a mostrar que, detrás de la foto de unidad, las brasas de la disputa están encendidas y no hay señales de que alguien quiera apagarlas.

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