
Editorial
Mientras la administración provincial pregona la meritocracia, su propio ministro de Educación, Guillermo Araujo, actúa en contra de este principio. Los concursos docentes revelan favoritismos, donde la afiliación política determina el acceso rápido a cargos, dejando a otros profesionales en desventaja.
Provinciales20 de septiembre de 2024El gobierno de Claudio Poggi parece operar bajo un doble estándar cuando se trata de concursos docentes. Mientras beneficia a sus militantes, bloquea a quienes no comparten su línea política. Los casos de Yanina Miranda y Fernanda Spinuzza dejan al descubierto esta disparidad.
Yanina Miranda, secretaria de Servicios Públicos de la Municipalidad, fue titularizada en tres horas cátedra de física en la Escuela Técnica Nº 7 "Doctor Manuel Sadosky", de San Luis. Este nombramiento fue formalizado en el boletín oficial, lo que confirma su nuevo cargo docente, a pesar de su posición al frente de una de las áreas más críticas y cuestionadas de la gestión municipal.
La Secretaría de Servicios Públicos, a cargo de Miranda, es señalada como la más floja en la gestión de Gastón Hissa. Los vecinos han manifestado su descontento por la crisis de la basura en los barrios, las contrataciones directas por millones a empresas "amigas", el caos de los efluentes cloacales en la ciudad y el deplorable estado de los espacios verdes. Este cóctel explosivo pone a Miranda y a Agustín Hissa, hermano del intendente, como los principales responsables de la debacle en un área clave para la ciudad.
En contraste, a la diputada opositora María Fernanda Spinuzza se le negó un cargo docente que había ganado, argumentando una supuesta incompatibilidad con su función legislativa. ¿Por qué a Miranda no se le aplicó el mismo criterio? Su responsabilidad en una secretaría tan cuestionada y crítica debería requerir más dedicación que un cargo en la Legislatura.
Esta desigualdad tiene un protagonista claro: el ministro de Educación, Guillermo Araujo, quien, irónicamente, ha sido el principal defensor de la meritocracia en el ámbito educativo. Sin embargo, cuando llega el momento de aplicar esos principios, su vara es flexible. Mientras algunos deben atravesar el proceso completo y enfrentar trabas, otros disfrutan de un camino más corto, favorecidos por su cercanía política con el gobierno de Poggi y el intendente Hissa.
El manejo desigual de los concursos docentes no hace más que subrayar que, bajo este esquema, la lealtad política vale más que la meritocracia que tanto proclaman.
Editorial
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