
Editorial
En el marco de su 119° aniversario, la localidad celebró con obras concretas, propuestas para el desarrollo y un fuerte mensaje de unidad comunitaria.
Provinciales08 de abril de 2025La Toma celebró este 31 de marzo sus 119 años de historia, y lo hizo con una jornada que fue mucho más que una fiesta: fue una reafirmación de identidad, una muestra de gestión concreta y una apuesta decidida al futuro.
El acto central fue la reinauguración de la plaza San Martín, el corazón simbólico y geográfico del pueblo, que ahora luce completamente renovado. Nuevas veredas, luminarias modernas, espacios verdes recuperados y una puesta en valor general que convierte al lugar en un verdadero punto de encuentro para la comunidad.
La presidenta del Concejo Deliberante y actual jefa comunal, Mayka Garoglio —también candidata a diputada por el Departamento Pringles—, encabezó el acto y destacó que la plaza es “un símbolo de unión, encuentro y memoria”, y subrayó que las obras fueron posibles gracias al esfuerzo colectivo. “Frente a la situación del país, supimos como comunidad que era necesario reforzar el presupuesto municipal. Y lo hicimos con responsabilidad”, expresó.
Junto a ella, el diputado nacional Ernesto “Pipi” Alí sumó anuncios importantes: un nuevo plan de pavimentación para la localidad, con el objetivo de mejorar la conectividad barrial y la calidad de vida. “Vamos a hormigonear las calles de La Toma para que no haya más pozos”, afirmó, con tono firme y compromiso de gestión.
También se presentó un nuevo programa de becas para estudiantes, una política que apunta a acompañar a los jóvenes en sus trayectorias educativas en un contexto económico complejo. Es un gesto que pone en agenda la importancia de garantizar igualdad de oportunidades y que refuerza el rol del Estado municipal como promotor del desarrollo.
La jornada incluyó feria de emprendedores, juegos criollos, desfiles de agrupaciones gauchas y una grilla artística con identidad local y regional. El busto del General San Martín fue entronizado por dos granaderos —símbolo de respeto y continuidad histórica— y la música popular cerró la noche con un clima festivo y participativo.
Lejos del discurso vacío o de la promesa sin rumbo, el aniversario 119 de La Toma mostró que es posible celebrar mirando hacia adelante. Con obras que se tocan, políticas que empiezan a rodar y una comunidad que sigue apostando a crecer desde el trabajo, la memoria y la acción.
Editorial
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