Rosca y Tongo

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Decía Heráclito en su filosofía que todo fluye. Seguramente no conocía la movida política en el verano puntano. En una nueva sesión de catar humo, nos adentramos en la matriz de la rosca, con sus personajes y acciones más insólitas. 

Sean bienvenidos a un nuevo convite. 

ELECCIONES 2025

Obviamente este análisis iba a tener su pata electoral. Es más, en una inversión sin precedentes, podemos anunciar que El Mosquito va a cubrir cada etapa del año electoral. Con la apatía y el nivel de operaciones que nos caracteriza. 

En este caso, vamos a desmenuzar de algún modo, algunos de los nombres que se manejan para disputar la intendencia en Juana Koslay. Una de las de las elecciones que más atención despierta en las fuerzas políticas. 

En el oficialismo provincial se manejan varios nombres, Facundo Endeiza por el poggismo puro y Federico Cacace por el radicalismo, son los nombres oficiales por la alianza de gobierno. También se anotaría en la contienda, el reconocido periodista, Daniel Poder, quien ya fue candidato y estaría en condiciones de disputar por un lugar. 

Pero a estos dirigentes, hay que agregarles nombres que impulsará el actual intendente, Jorge “Toti” Videla, quiénl sería candidato a diputado y pondera a dos de sus funcionarios para sucederlo en el cargo. Los que se  destacan son Jorge Pereyra, ex concejal de San Luis y actual secretario de Gobierno de Juana Koslay y Cesar Peñaloza de Servicios Públicos. 

Mientras tanto, en el peronismo hay muchos nombres en la danza. Uno que suena es un dirigente social histórico como Juan Dellafazia. También toman fuerza, dos legisladoras del PJ, Silvia Sosa Araujo y Natalia Zabala Chacur. En tanto, un ex intendente de otra localidad, también habría cambiado el domicilio para “jugar” este año. 

El liberalismo anunció que tiene un plan de gobierno y los candidatos, el actual delegado del PAMI, José Álvarez, sería el elegido para buscar la intendencia. Mientras que el adolfismo tiene a Pedro Canali como nombre fuerte, pero el culebrón interno del espacio y su arreglo con Poggi, podría reducirlos a ser meros acompañantes del oficialismo. 

LA PUNTANIDAD INCÓMODA

Claudio Poggi tiene una debilidad manifiesta, casi de manual. Si Superman se desmoronaba ante la kryptonita, Poggi tambalea ante una sola palabra: puntanidad. En su último acto oficial antes de escapar al merecido descanso de un verano político intenso, el gobernador cordobés participó de una entrevista con Mario Pérez en el ex Canal 13. Allí, su incomodidad con el término quedó tan expuesta como una fuente seca en pleno enero.

No fue solo la entrevista. En un almuerzo en Terrazas del Portezuelo, la puntanidad se coló entre plato y plato como el comensal que nadie invitó. Entre comentarios casuales y reflexiones sobre identidad local, la conversación giró constantemente hacia esa palabra que a Poggi le genera más urticaria que hacer autocrítica. 

La reacción no tardó en llegar. En un intento por zafar, el mandatario lanzó una frase que pretendía ser inocente: "Yo solucioné todo diciendo ‘sanluiseños’. Mientras el conductor seguía desmenuzando las raíces de la puntanidad, Poggi lucía atragantado, quizá no tanto por la comida, sino por lo que representa un concepto que él asocia directamente con el apellido Rodríguez Saá, su sombra más persistente en la arena política.

La ironía es que la puntanidad no necesita de etiquetas gubernamentales para existir. Es esa identidad que brota con naturalidad en los rincones de San Luis, entre el viento de las sierras y la memoria colectiva. Es un término que sobrevive a los intentos de neutralizarlo y se convierte, para Poggi, en un recordatorio constante de que su origen cordobés lo coloca siempre un paso fuera de la tribuna emocional del pueblo que gobierna.

Es evidente que para el gobernador, hablar de puntanidad es como abrir una caja de Pandora. Y mientras intenta esquivarla, la palabra sigue siendo pronunciada en cada sobremesa, en cada acto oficial, en cada conversación casual. Porque no se trata solo de una cuestión semántica, sino de algo más profundo.

Mientras Poggi busca redefinir su relación con San Luis, la puntanidad sigue ahí, incólume, esperando ser asumida más allá de rótulos y estrategias. Quizá el verdadero desafío no sea combatirla, sino entenderla. Pero claro, eso ya sería pedir peras a un olmo. 

LA RUTA DEL SOBRESUELDO

Dicen que los escándalos políticos tienen un ciclo de vida breve, pero el caso de los sobresueldos en la Municipalidad de San Luis parece destinado a trascender. Andrés “Pocho” Heredia, secretario Legal y Técnico, y Agustina Díaz Turk, ex asesora letrada y actual secretaria del Concejo Deliberante, lograron lo que pocos: convertir el manejo de fondos públicos en un asunto de familia. La irregularidad es tan evidente que ni siquiera se esforzaron en ocultar bien. Los millonarios pagos provinieron de Transpuntano, esa caja negra para la gestión de Hissa, cuyo control y otorgamiento de recursos recae en la Dirección de Transporte municipal. 

Y aquí está la raíz de la cuestión. Dicha área está a cargo de Gisella Silva, nada más y nada menos que la pareja de Heredia. El escándalo tiene todas las características de un “club de amigos” institucionalizado, con roles asignados y libreto aprobado en el corazón del Municipio. 

Lo más curioso es la naturalidad con la que intentaron tratar el tema. Como si los millones en sobresueldos fueran un trámite administrativo más. ¿Seguirá esto sin consecuencias? Esa es la gran incógnita. 

Mientras tanto, el intendente, los secretarios y los involucrados directos parecen confiar en que el calor del verano evaporará las críticas. Pero cuidado: siempre anda un Mosquito dando vueltas, que encuentra las manchas. 

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TODO POR LA CÁMARA

El temporal que azotó San Luis dejó mucho más que calles anegadas y techos caídos: destapó la improvisación crónica de las administraciones, tanto provinciales como municipales. Pero si algo quedó claro en medio de la tormenta fue que, para algunos, el desastre no es solo una oportunidad para gestionar, sino para posar frente a las cámaras. Y entre todos los actores de este escenario, el que más se esforzó por figurar fue Jorge Gastón Hissa, el intendente de San Luis, quien parece tener más talento para los flashazos que para la gestión misma.

Con su repertorio de "gestos de bondad" – que incluyen desde empujar niños en columpios hasta fingir que juega al metegol – Hissa se ha convertido en un experimento en el arte de la ficción política. Su catálogo de acting busca lo imposible: construir carisma donde no hay ni una gota. El problema es que, por más que se empeñe en dar una imagen de hombre cercano, la realidad siempre termina desmintiendo el show.

El último episodio de este circo se vivió con el temporal. Mientras los vecinos no podían comunicarse con el municipio para pedir ayuda, Hissa se apresuró a posar en fotos levantando ramas, como si con eso fuera a solucionar algo. La ayuda a los vecinos no parecía ser la prioridad. Lo que realmente importaba era el clic de la cámara, el retuit y el "like" en las redes sociales. Porque, al parecer, si no se ve, no existe. 

Como era de esperar, las redes sociales no tardaron en responder. Los comentarios negativos y las quejas vecinales inundaron la escena, dejando claro que el montaje no convenció a nadie. El intendente, más que un gestor, se mostró como un actor de reparto en su propia película de "gestión". 

Lo que Hissa parece no entender es que, cuando se gobierna pensando más en las cámaras que en la gente, la ventana del poder se cierra hacia la realidad. Lamentablemente para él, su propio show no logra engañar a quienes viven en carne propia las deficiencias de su gestión.

Mientras su vanidad sigue intentando mejorar una imagen cada vez más desmoronada, San La tormenta se fue, pero para Hissa, parece que el show debe continuar. 

EL MOSQUITO INTERNACIONAL

Parece que en San Luis la distancia entre el lujo y la vergüenza no solo es geográfica, sino también tecnológica. Esta semana, en El Mosquito, desvelamos una verdad incómoda: mientras algunos funcionarios del poggismo disfrutan de sus vacaciones en playas caribeñas y destinos exclusivos, su mayor miedo no es el jet lag, sino aparecer en las notas y que se filtren fotos que atenten contra la doctrina anti opulencia de Ricardo Bazla. 

En este caso, los clics en nuestra web, que llegaron hasta Punta Cana, Brasil y hasta Jamaica. No precisamente de La Toma, El Trapiche o Cortaderas, paisajes hermosos de nuestra provincia que no han sido elegidos por los funcionarios. 

La verdadera joya de la historia es la proyección internacional que estamos logrando.. Y, si el turismo político sigue creciendo, la directiva de este medio pretende establecer una oficina comercial en Panamá, uno de los destinos preferidos del gobernador Poggi, así al menos lo demuestran las visitas que ha realizado y tomaron estado público. 

Perdonalos Bazla, no saben lo que hacen… 

LA PUERTITA AZUL

Dejamos de lado un poco la Rosca y nos adentramos un poco en el TONGO puro y llano. En San Luis, la política tiene sus entradas y salidas secretas, pero ninguna tan codiciada como la famosa "puertita azul". Ubicada en una calle céntrica, sin fanfarrias ni marquesinas, esta puerta parece tener más poder que la mismísima oficina de Claudio Poggi en Terrazas del Portezuelo. 

Detrás de esa madera pintada de azul, a menudo se ven pasando personajes que uno jamás pensaría que compartirían un café: funcionarios, abogados, periodistas y empresarios. Muchos afirman que es el lugar donde los contratos millonarios se tejen. Mientras en las oficinas del gobierno se firman  papeles oficiales, en la puertita azul, se manejan cifras sin el peso de la burocracia. Y lo peor, o mejor, según cómo lo veas, es que nadie se sorprende. Es más, lo esperan.

Lo curioso es que, casi no hay miradas curiosas. Como si fuera una especie de sala VIP del poder, nadie osa hacer preguntas sobre lo que realmente ocurre ahí. En cambio, hay algo hipnótico en ver cómo los autos de alta gama estacionan a cada rato. Para algunos,  es el lugar donde se decide el futuro de San Luis, aunque para la mayoría, sigue siendo un misterio indescifrable.

Lo más impresionante es la capacidad de ese pequeño espacio para acaparar tanta atención sin necesidad de hacerse notar. No importa si el resto del gobierno se muestra en público o en las redes sociales; la puertita azul permanece en silencio, sin necesidad de más focos. 

Al parecer, la puertita azul es el refugio secreto donde los verdaderos hilos del poder se tejen. No tiene la pompa de un gobierno provincial, ni las cámaras lo persiguen, pero no hay duda: lo que pasa detrás de esa puerta es lo que realmente mueve los engranajes del sistema en el oficialismo. 

En las próximas ediciones, iremos desmenuzando las piezas de este rompecabezas económico-político, pero mientras tanto, una cosa es clara: la puertita azul es el corazón palpitante del tongo en San Luis. Y, por ahora, solo los que tienen acceso a ese pequeño club exclusivo saben de qué se trata. 

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