
Un informe de julio 2025 revela que la provincia lidera el ranking nacional de interés resarcitorio para contribuyentes que adeudan el impuesto a los Ingresos Brutos. La tasa alcanza el 7%, por encima de Buenos Aires y Santa Cruz.
La reciente victoria judicial de ATE en San Luis, donde la Justicia falló a favor del sindicato en la causa persecutoria que las gestiones del gobernador Claudio Poggi y el intendente Gastón Hissa impulsaron en su contra, ha despertado una tormenta política. El jueves, una manifestación frente a los tribunales provinciales reunió a cientos de militantes sindicales, celebrando con respaldo popular lo que interpretaron como un triunfo contra la represión.
Esta escena de júbilo fue un golpe amargo para el oficialismo, que no tardó en manifestar su indignación. Lo que más parece molestar al poggismo no es solo la derrota judicial, sino ver a la oposición —que se supone debería estar desarticulada— festejando con entusiasmo. Para ellos, una oposición derrotada no debería tener motivos para sonreír, y mucho menos para confiar en la Justicia.
El proyecto político de Poggi ha sido diseñado para hostigar y desarticular a sus opositores. Durante su mandato, la oposición ha sido blanco de despidos arbitrarios, campañas mediáticas hostiles y una narrativa que busca estigmatizar cualquier disidencia. Sin embargo, la realidad está desmoronando este plan. Lejos de ser debilitados, los sindicatos ganan cada vez más apoyo de los trabajadores, no solo por sus méritos, sino también por las políticas de ajuste impulsadas desde el gobierno provincial.
En este contexto, la oposición en San Luis, tanto en la Legislatura como en el Concejo Deliberante de la capital, ha ido ganando relevancia. Denuncian con mayor fuerza las irregularidades, los escándalos financieros y la corrupción que manchan las gestiones de Poggi y Hissa. Lo que para el oficialismo parecía una bala de plata —el intento de sofocar la alegría opositora— ha resultado ser otro fracaso garrafal.
Las editoriales llenas de rabia y resentimiento, publicadas por las plumas afines al poggismo y amplificadas por los medios oficialistas, demuestran que el gobierno ha perdido otra vez en su terreno preferido: el de la denuncia y las operaciones mediáticas. En menos de un año, las administraciones de Poggi y Hissa ya están profundamente marcadas por el escándalo, la corrupción y el desmanejo financiero.
El oficialismo, atrapado en su desconcierto, parece incapaz de comprender cómo es posible que la oposición, después de perder las elecciones, siga adelante con tanto entusiasmo. "¿Cómo pueden estar contentos?", se preguntan, incrédulos. En su lógica, quienes son derrotados deberían estar sumidos en la desesperanza. Pero la oposición, lejos de rendirse, ha adoptado un espíritu combativo.
Como lo dijo Arturo Jauretche: "Nada grande se puede hacer sin alegría; nos quieren tristes para que nos sintamos vencidos". Esta lección parece haber sido comprendida por la oposición peronista, que, unida, enfrenta con firmeza los embates del oficialismo. Siempre con alegría, esa que no se puede robar, ni comprar.
Un informe de julio 2025 revela que la provincia lidera el ranking nacional de interés resarcitorio para contribuyentes que adeudan el impuesto a los Ingresos Brutos. La tasa alcanza el 7%, por encima de Buenos Aires y Santa Cruz.
La Municipalidad de San Luis presentó como un logro la reubicación de luminarias en el barrio Mirador del Portezuelo, que días antes habían sido desmontadas por la misma administración. Tras los reclamos vecinales, fueron reinstaladas con una improvisada protección “antivandálica”. La maniobra ya había sido denunciada por concejales de la oposición.
Mientras los medios alineados al gobierno atacaron con furia a Carolina Monte Riso por una publicación privada, callaron escandalosamente cuando un juez oficialista protagonizó un choque manejando alcoholizado. La vara del poder, más torcida que el discurso de campaña.
Mientras los hospitales enfrentan la falta de insumos, las escuelas atraviesan el invierno sin calefacción y los salarios estatales continúan congelados, la administración provincial acumuló una suma récord de recursos no ejecutados. Los números también desmienten el argumento del recorte nacional: la coparticipación creció y benefició especialmente a los intendentes aliados.
Cuando las manifestaciones llegaron a Terrazas del Portezuelo, el gobierno accedió a las demandas de los vecinos del barrio La Vecindad, que reclamaban acceso a la electricidad.
Se repite un patrón que compromete seriamente a la gestión municipal, como en los casos de los camiones y las cuadrillas de limpieza, se favorece sistemáticamente a las propuestas más costosas. Las firmas desplazadas denuncian un mecanismo direccionado y que roza la corrupción, y ya no puede disimularse.
Moriñigo y Gil viajaron a Uruguay y no cayó bien en la casa de altos estudios, mientras se agrava el conflicto en Dospu y faltan recursos en distintas áreas.
Mientras los medios alineados al gobierno atacaron con furia a Carolina Monte Riso por una publicación privada, callaron escandalosamente cuando un juez oficialista protagonizó un choque manejando alcoholizado. La vara del poder, más torcida que el discurso de campaña.
La Municipalidad de San Luis presentó como un logro la reubicación de luminarias en el barrio Mirador del Portezuelo, que días antes habían sido desmontadas por la misma administración. Tras los reclamos vecinales, fueron reinstaladas con una improvisada protección “antivandálica”. La maniobra ya había sido denunciada por concejales de la oposición.
Un informe de julio 2025 revela que la provincia lidera el ranking nacional de interés resarcitorio para contribuyentes que adeudan el impuesto a los Ingresos Brutos. La tasa alcanza el 7%, por encima de Buenos Aires y Santa Cruz.
Profesionales advirtieron una vez más sobre la crisis en el sistema sanitario. Denuncian la falta de recursos humanos, salarios por debajo de la media y una política de salud desmantelada desde la llegada de Claudio Poggi al poder.