ROSCA Y TONGO: EL MAÍZ DE LA POLÍTICA PROVINCIAL

A días de las elecciones armamos un resumen basado en conspiraciones y hechos de la realidad poggista. Porque puede desaparecer el maíz que se llevaron los funcionarios del gobierno, pero no las operaciones.

ActualidadHoyRedacciónRedacción
7 de junio - día del periodista (3)

LA ÚNICA ALTERNATIVA CONTRA MILEI

En una campaña donde sobran los slogans vacíos y faltan voces con calle, Jorge “Gato” Fernández se planta: habla de jubilados, de laburantes, de personas con discapacidad, y —pecado mortal en estos tiempos— lo hace sin repetir el libreto importado de Buenos Aires. Mientras otros candidatos siguen esperando que les llegue la línea por WhatsApp desde algún despacho porteño, él anda caminando la provincia con las patas embarradas y los oídos atentos.

Fernández no solo se diferencia por el tono, sino por el coraje de señalar lo que todos murmuran y pocos dicen, los hechos de corrupción que embarran al gobierno provincial de Claudio Poggi. En un contexto donde el poggismo juega a la transparencia mientras esconde el maíz, y los libertarios venden humo a granel, el Gato aparece como el único que no disfraza la realidad con marketing político. No se presenta como “el cambio”, sino como alguien que sabe de qué está hecho el suelo que pisa y que garantiza que San Luis no le va a entregar una banca en el Congreso a la Casa Rosada.

Y sí, si a esta altura del partido decir que el Gato Fernández es la única alternativa real frente a Milei y Poggi suena a militancia, será militancia de la razón. Porque mientras unos aplauden al látigo y otros hacen silencio cómplice, él es el único que ofrece una opción que no dependa del humor del Presidente ni del cálculo del Gobernador. En tiempos donde muchos se bajan los pantalones, no está mal recordar que todavía hay quien se arremanga.

FRONTERA CON LOS NERVIOS DE PUNTA

En Villa Mercedes, los nervios de Maxi Frontera se pueden cortar con un bisturí. A días de las elecciones, el intendente —todavía con la lapicera caliente— empieza a notar que el tablero ya no lo controla del todo. Del otro lado, Mónica Becerra crece con el empuje del poggismo y los libertarios, una alianza que parece salida de un laboratorio político: combina ambición, oportunismo y esa dosis de cinismo necesaria para pasar por “renovación”.

El poggismo duro, en su cruzada por borrar hasta el último vestigio del rodriguezsaaísmo, encontró en Becerra una ficha útil para neutralizar a Frontera. Poggi la empuja, le da cartel y la deja jugar, mientras el mercedino mastica bronca sabiendo que el tablero se lo arman desde San Luis capital. No puede reelegir, depende del humor del gobernador, y observa cómo su propio espacio empieza a dudar si seguir atado a una alianza que lo mantiene más “congelado” que funcionando.

Frontera huele la trampa. Sabe que en política nadie te apoya gratis, menos Poggi, que ya tiene experiencia en dejar aliados en el freezer cuando dejan de servirle. En ese contexto, el silencio del intendente no es prudencia, es resignación con sabor a revancha pendiente. 

6-7-POGGI

La política puntana se volvió tan surrealista que ya cuesta distinguir si estamos viendo un capítulo nuevo de “678” o un sketch de Capusotto. En esta recta final hacia las elecciones, el poggismo logró un hito inesperado,  convertirse en la agencia de prensa del kirchnerismo local. Sí, los mismos medios que durante años escupieron odio contra Cristina, hoy sirven de alfombra roja para los dirigentes K que antes eran su blanco favorito.

Masci y Santarone ahora ofician de portavoces involuntarios (o muy voluntarios) del “enemigo ideológico”. Daniel Gónzalez Espindola y las hermanas Serrano, otrora látigos del poggismo, ahora disfrutan del confort que da la publicidad oficial de los medios que fustigaron su movimiento hasta el hartazgo. 

Desde hace tiempo este pequeño y denostado medio viene señalando que Poggi fue fanático de la comunicación kirchnerista y desde que asumió ha montado su propio 678. Lo que nunca imaginamos, es como la dirigencia K se sentiría tan cómoda desfilando por los medios del poggismo y aprovechando los millones de pauta estatal, que el gobierno gasta en su conglomerado de medios fantasmas. 

EL COACH DE LAS CÁMARAS

Andrés Vallone volvió al ring político, pero esta vez sin guantes, con cámara y libreto. El exadolfista reciclado en “candidato del medio” —ese espacio imaginario que los tibios ponen como excusa cuando no quieren jugarsela— ahora busca mostrarse como la voz sensata en un panorama que ya perdió el sentido del ridículo. Lo curioso es que cada vez que habla de “unidad” o “futuro”, el eco lo devuelve con la voz de Poggi o, según el día, con la de Milei.

Vallone parece haberse reencontrado con su amor por San Luis justo cuando los focos del poggismo empezaron a buscar caras que suenen a oposición, pero no molesten demasiado. Así, el dirigente que alguna vez juró independencia ahora posa sonriente en los estudios del oficialismo, evitando cualquier mención al maíz perdido, a las obras sospechosas o a los funcionarios que coleccionan denuncias como trofeos. 

En el fondo, su candidatura tiene más de casting que de construcción política. Vallone mide poco, pero encaja en el encuadre de las cámaras de San Luis +. Y en tiempos donde la política puntana parece más un reality que un debate, el poggismo sabe que siempre hace falta alguien que parezca crítico, hable pausado, y no moleste al director del programa.

PASTILLAS POLÍTICAS:

Hay dos temitas que nos gustaría agregar que no tienen que ver con las elecciones del domingo, pero como no nos importa lo que digan los dueños de esta página, los tiramos igual. 

OLAGARAY NO ARRANCA

En Potrero hay motores que no prenden ni empujando en bajada. Ignacio Olagaray, el candidato del poggismo para la intendencia, parece uno de esos autos viejos que hay que empujar entre varios mientras el dueño promete que “ya arranca”. Pero no arranca. Y lo peor: el empujón público se lo dio nada menos que el secretario de Comunicación, Diego Masci, delante de todos. En plena visita de Poggi a un centro de salud, el funcionario le soltó una reprimenda tan ruidosa que hasta el estetoscopio de un médico tembló.

La escena fue un retrato del poggismo en campaña: un jefe que se hace esperar, un candidato que llega tarde y un colaborador que grita más de lo que comunica. El manual básico de la política dice que los enojos se resuelven en privado, pero acá todo se volvió reality. Masci le marcó la cancha a Olagaray con testigos, cámaras y vecinos incluidos, como si estuviera filmando la versión puntana de Gran Hermano Político.

Lo cierto es que Olagaray no despega. Como concejal dejó poco y nada, y como candidato se nota más cómodo en los pasillos de Terrazas del Portezuelo que en las calles de Potrero. Mientras tanto, en el oficialismo se preguntan —en voz baja, claro— si vale la pena seguir empujando un motor que ya mostró que no da arranque. Porque en política, cuando hay que empujar tanto, el problema no es el terreno, sino el conductor.

FANÁTICO DE MASCI

Masci tiene fanáticos. Sí, aunque usted no lo crea, hay quienes lo veneran como si fuera el Steve Jobs de la comunicación poggista. Entre ellos, uno que se lleva todos los aplausos es el diputado provincial Charly Pereira. El hombre está tan embobado que, cual predicador digital, recomienda a periodistas y medios que “vayan a capacitarse con Masci”. Una fe ciega, casi mística.

Claro que el amor no es gratuito. Pereira encontró en Masci más que un gurú, un protector. Desde que se supo que el legislador no rindió módulos por más de 100 millones de pesos, el jefe comunicacional del poggismo activó el “modo ninja” en los medios amigos: silencio total, ni una línea, ni un meme. 

Pero como siempre están los mal llevados de El Mosquito y vamos a ir por más. En principio parece que la cosa es peor, Pereira si habría rendido sus módulos, pero en el Tribunal indican que lo habría hecho con facturas apócrifas, es decir que no rindió como se debe.

Es por eso, que el diputado desde hace meses aprovechó la ley de información pública para perseguir a los miembros del Tribunal y apretar para que no se sigan filtrando estas faltas. 

Legislador si nos va a mandar a nosotros a hacer cursos que no sea con Masci POR FAVOR, antes preferimos hacer un documental sobre la vida de Adorni o el mago sin dientes. 

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