
Otro capitulo de un resumen político más gastado que las estrategias comunicacionales del gobierno de Poggi. Todo lo volcado en estas actas carece de rigor científico y apela a meras cuestiones metafísicas y/o brujería.
El dirigente puntano fue nombrado por decreto como reemplazo de Martín Rossi. Su designación llega tras quedar marginado de las listas legislativas que armaron Bullrich, Menem con Poggi. Un premio consuelo que deja al radicalismo en una posición incómoda y revela las tensiones dentro del oficialismo.
Actualidad11 de septiembre de 2025
Redacción
El 11 de septiembre, a la madrugada y casi en las sombras, el Gobierno nacional oficializó la designación de Alejandro Cacace como nuevo secretario de Desregulación, en reemplazo de Martín Rossi. El Decreto 644/2025 lo confirma desde el 1° de septiembre y, en la práctica, le otorga a Cacace una silla que combina poder técnico con peso político en un momento de desgaste del mileísmo.
Hasta ahora, Cacace se desempeñaba como subsecretario de Reformas Estructurales en el mismo ministerio. No es un extraño en el área, fue uno de los encargados de mostrar los “ahorros” de la motosierra oficial. En julio se jactó de que el recorte de leyes y normativas redundó en 2.000 millones de dólares menos de gasto estatal. Pero el contexto de su ascenso es menos glorioso, se da justo después de haber quedado afuera de las listas de diputados nacionales, donde Bullrich, Lule Menem y Claudio Poggi impusieron su propia lapicera.
El radicalismo puntano, con Cacace a la cabeza, terminó reducido a cargos en el Ejecutivo. Una estrategia que favorece al gobernador Poggi, quien prefirió evitar radicales en la boleta para mantenerlos disciplinados desde sus despachos y sus sueldos en Terrazas.
La interna en San Luis
La relación entre Cacace y Poggi nunca fue de las mejores. En plena campaña por la Ley de Bases, el dirigente radical se permitió un dardo público, dijo que en San Luis había faltado ajuste. La respuesta no tardó en llegar, un funcionario del riñón cacacista (Ignacio Morris) fue eyectado del gabinete provincial. Desde entonces, la convivencia es de sospecha mutua.
La paradoja es que ahora, con un cargo reforzado en la órbita nacional, Cacace sigue dependiendo políticamente del mismo esquema que lo marginó de la competencia electoral. Poggi necesita mostrar distancia de Milei tras la derrota en Buenos Aires, pero a la vez mantiene a los radicales atados, aunque lejos, a la mesa chica del poder.
El futuro del radicalismo puntano
La pregunta que queda flotando es qué margen tendrá la UCR de San Luis en este nuevo tablero. Con Cacace reciclado en la Secretaría de Desregulación, el partido se asegura presencia en la administración libertaria, aunque sin capacidad de disputar lugares en el Congreso.
Para Poggi, el movimiento es funcional, evita que los radicales jueguen por afuera y los obliga a sostener el esquema de Milei desde adentro. Para Cacace, en cambio, es una especie de limbo político, gana peso en Buenos Aires, pero pierde anclaje electoral en su provincia.
La incógnita es si este ascenso será el trampolín para una reconstrucción radical o apenas un salvavidas que Milei le lanzó a un dirigente que, sin listas, se quedaba sin escenario.

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