
El gobierno no los atendió ni informó nada al respecto. Trabajadores denuncian persecución y aprietes luego de las elecciones. En campaña, Poggi les dio "Libertad".
El convenio con FEFARA, firmado entre sombras, hunde a la obra social universitaria en una crisis cada vez más profunda. Mientras Moriñigo transfiere fondos millonarios para contener el colapso, los afiliados denuncian abandono, discrecionalidad y un modelo de salud convertido en negocio. La bomba que le quedará a Raúl Gil y una situación cada vez más parecida a DOSEP.
ActualidadEl martesLa situación de la obra social de la Universidad Nacional de San Luis (DOSPU) atraviesa uno de sus momentos más críticos desde su creación. Lejos de ofrecer respuestas eficaces ante las demandas de sus afiliados, se ha transformado en el epicentro de una crisis estructural que combina desfinanciamiento, falta de transparencia, delegación de funciones clave a privados y denuncias de maltrato sistemático.
En el centro del conflicto se encuentra el convenio con la Federación Farmacéutica de la República Argentina (FEFARA), una organización que —según denuncias internas— opera bajo un modelo que ha elevado los costos sin mejorar los servicios. A pesar de los argumentos oficiales que justifican la tercerización como un mecanismo para optimizar recursos, el resultado concreto ha sido la profundización del colapso de la cobertura prestacional. Lejos de representar un alivio, FEFARA se ha convertido en una carga para DOSPU.
El rector saliente, Víctor Moriñigo, ha autorizado transferencias por alrededor de 400 millones de pesos a la obra social, de los cuales entre el 70% y el 90% serían destinados directamente a cubrir pagos exigidos por FEFARA. No hay evidencia de que ese dinero haya mejorado la atención a los afiliados. Por el contrario, múltiples sectores de la comunidad universitaria —en particular jubilados y trabajadores— han advertido que el sistema de salud está dejando de cumplir su función básica, la de garantizar el acceso a medicamentos y tratamientos médicos.
La situación de DOSPU es similar a la que se vive en DOSEP, la obra social de los trabajadores del Estado también selló un convenio con FEFARA y desde hace tiempo tiene los mismos inconvenientes con la entrega de medicamentos y las coberturas.
Un documento firmado por afiliados y jubilados reafirma esta preocupación, señalando que “se ha dilapidado y se sigue dilapidando el capital que debiera haber estado acumulado justamente para atender las situaciones de salud de los afiliados en el momento en que se produzcan”.
A esto se le suma una serie de denuncias concretas que describen con claridad la gravedad del escenario como los obstáculos que pone FEFARA para no dar coberturas a tratamientos específicos, cargas adicionales, falta de información sobre la situación financiera de DOSPU y retrasos injustificados en la entrega de medicamentos, entre otros.
La falta de control institucional y con la que se maneja este convenio han generado un fuerte malestar entre los afiliados. El pedido más reiterado en los distintos comunicados es que la obra social vuelva a gestionar de forma directa su red de farmacias y retome el control de los fondos públicos que administra. Para quienes aportan desde hace décadas, la actual gestión delegada representa no solo un retroceso en derechos adquiridos, sino también una amenaza a su salud y su bienestar.
El traspaso de la rectoría a Raúl Gil encuentra a la universidad en un momento delicado. La administración saliente intenta cerrar su gestión sin que estalle el conflicto, pero el malestar ya es inocultable. La nueva conducción tendrá la difícil tarea de revisar un sistema que ha demostrado ser ineficaz, opaco y perjudicial para miles de personas.
La crisis de DOSPU no es solo una cuestión de gestión administrativa. Es un tema político que visibiliza el esquema de administración irregular que existió en la gestión de Morinigo. Sobre todo teniendo en cuenta que el diputado electo eligió firmar un convenio que ya venía maldecido desde DOSEP.
De esta manera FEFARA se quedó con el control de las obras sociales más grandes de la provincia y a ambas las hundió en una crisis severa.
El gobierno no los atendió ni informó nada al respecto. Trabajadores denuncian persecución y aprietes luego de las elecciones. En campaña, Poggi les dio "Libertad".
Denuncias por violencia laboral, complicidad institucional y las víctimas siempre pagan los platos rotos.
Así lo publicó el medio Visión Política que detalló el millonario gasto que significó el viaje del gobernador y su esposa, Sandra Correa. Vuelo privado, asientos VIP y un viaje que salió de los bolsillos de los puntanos.
Inmobiliarias, mercados y gimnasios, entre otros negocios, ya advirtieron que no se podrá pagar más con aplicaciones como Mercado Pago, Uala, Naranja X, etc.
Otra vez, la presidenta del Concejo Deliberante hizo gala de su autoritarismo contra los trabajadores del Legislativo y su completo desconocimiento de las leyes laborales.
En vez de mejorar la calidad de los alimentos y reforzar los controles, la idea es ir descontinuando el plan que se quedará sin su responsable en las próximas semanas.
Se trata de uno de los delfines políticos más cercanos del gobernador que actualmente ejerce como fiscal de Estado. Cuando era secretario en la Cámara Civil de la Tercera Circunscripción, firmó su renuncia anticipada para poder ascender a Defensor de Cámara.
Así lo publicó el medio Visión Política que detalló el millonario gasto que significó el viaje del gobernador y su esposa, Sandra Correa. Vuelo privado, asientos VIP y un viaje que salió de los bolsillos de los puntanos.
El convenio con FEFARA, firmado entre sombras, hunde a la obra social universitaria en una crisis cada vez más profunda. Mientras Moriñigo transfiere fondos millonarios para contener el colapso, los afiliados denuncian abandono, discrecionalidad y un modelo de salud convertido en negocio. La bomba que le quedará a Raúl Gil y una situación cada vez más parecida a DOSEP.
Firmó el ajuste con una sonrisa, pero ahora llora los recortes en casa. Poggi quiso ser el aliado perfecto de Milei, aunque no se banca las facturas del amor libertario.
Denuncias por violencia laboral, complicidad institucional y las víctimas siempre pagan los platos rotos.
El gobierno no los atendió ni informó nada al respecto. Trabajadores denuncian persecución y aprietes luego de las elecciones. En campaña, Poggi les dio "Libertad".