Otro caos en Dosep: dieron de baja afiliaciones de manera arbitraria

La obra social estatal Dosep parece estar en una competencia consigo misma, para ver cuán bajo puede caer semana a semana. Como si no bastara con las coberturas menguantes en medicamentos, los coseguros que brotan por todas partes o los tratamientos que se pierden en la burocracia, ahora se suma una joya nueva, bajas arbitrarias en el sistema de afiliaciones.

Este lunes, más de un afiliado se enteró de golpe —y no con una notificación formal— de que había dejado de existir para el sistema. De un día para el otro, como si se tratara de un trámite espiritual, muchos usuarios se vieron despojados de su condición de afiliados. Sin razón aparente, sin aviso y sin lógica.

Los damnificados —entre ellos empleados municipales y docentes— acudieron  a las oficinas de Dosep, donde no les ofrecieron explicaciones, solo largas filas y caras largas. Si bien el trámite de reincorporación fue rápido en varios casos, el daño ya estaba hecho. Nadie les reembolsa el estrés, ni el tiempo perdido, ni la sensación de estar a la deriva.

Estos episodios no son una excepción, sino la norma. El sistema informático de Dosep se convirtió en un campo minado desde que se implementaron las “mejoras” bajo la gestión de Claudio Poggi. La administración tercerizó la actualización tecnológica en manos de empresas amigas, siempre bien ubicadas en el organigrama del poder, con contratos millonarios y resultados muy malos. 

La famosa aplicación, esa que debía acercar el sistema a los usuarios, es una ruina digital. Lenta, errática y con más errores que aciertos, se ha ganado el rechazo de miles de personas que ya no saben si reír o llorar cada vez que intentan usarla.

La pregunta, inevitable, es hasta dónde puede derrumbarse un sistema que alguna vez ofreció garantías mínimas. En el presente, Dosep no es una obra social sino una ruleta rusa administrativa. Y cada vez que un usuario consulta su afiliación, aprieta el gatillo.