A un año de Poggi Gobernador: el Nuevo San Luis y los "Nunca Más" que no fueron

Actualidad09 de diciembre de 2024RedacciónRedacción
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Claudio Poggi asumió hace un año con un discurso cargado de promesas grandilocuentes. Entre ellas, enumeró una serie de “Nunca Más” que parecían diseñados para marcar un antes y un después en la política puntana. Sin embargo, esas palabras se diluyeron rápidamente, contradichas por una gestión que encarnó todo lo que juró desterrar.

Desde la mirada de un cordobés, Poggi parece inspirado por la admiración porteña y un exceso de moralina construida a base de relatos y que se opone a las raíces de la puntanidad.

 Si el “Nuevo San Luis” fuera una provincia independiente, sería un lugar donde los discursos triunfarían sobre los hechos y la grandeza sería directamente proporcional a las operaciones de prensa.

“Nunca Más al miedo como método de dominación y control social por parte del Estado”

La promesa fue clara: acabar con el miedo en el ámbito laboral y social. Pero en la práctica, Poggi construyó un sistema de persecución implacable. Desde su llegada, miles de trabajadores fueron despedidos o sufrieron recortes arbitrarios de sus contratos. Los “me gusta” en redes sociales se convirtieron en evidencia para represalias.

A esto se suma la implementación de una especie de gestapo interna liderada por su director de Recursos Humanos, cuya misión es identificar y “disciplinar” a quienes no se alinean políticamente. El miedo, lejos de desaparecer, se amplificó. Hoy, los empleados públicos viven bajo amenaza constante, mientras hospitales, escuelas y programas sociales denuncian prácticas intimidatorias.

“Nunca Más usar las necesidades de los sanluiseños para un beneficio electoral o personal”

La retórica de Poggi incluyó la idea de poner fin a las prácticas políticas que explotaban la vulnerabilidad social. Sin embargo, en este año no solo no erradicó estas prácticas, sino que las perfeccionó.

El aumento desmedido de impuestos golpeó a los sectores más débiles mientras el gobierno remató patrimonio provincial como la Casa de San Luis, sin generar ningún beneficio palpable para los ciudadanos. La pobreza escaló al 53,8%, la indigencia al 9,8%, y la promesa de combatirlas quedó en el olvido.

Por otro lado, la crisis habitacional fue usada como show mediático. A las familias les sobran reuniones y fotos, pero faltan viviendas reales. Todo esto mientras los actos públicos se convierten en escenarios para lucir su gestión ficticia.

“Nunca Más usar el apriete”

Poggi aseguró que ningún funcionario que recurriera al apriete tendría lugar en su gobierno. Pero la realidad demuestra lo contrario. Denuncias de persecución y despidos arbitrarios se multiplican en escuelas, hospitales y oficinas públicas. Funcionarios han tomado el control, usando sus cargos para silenciar a docentes, médicos y trabajadores que alzan la voz.

Un ejemplo paradigmático es el canal estatal, transformado en una herramienta de propaganda y escarnio. En lugar de pluralidad, ahí se fabrica una narrativa donde la oposición carga con la culpa de todo lo malo, mientras el gobierno se ensalza a sí mismo. El dinero público no se usa para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, sino para financiar un aparato mediático que justifica lo injustificable, persigue y condena al extremo y sin vergüenza. 

“Nunca Más funcionarios públicos disociados y alejados de la realidad de la sociedad”

Durante la campaña, Poggi prometió que su gobierno funcionaría con 600 funcionarios. Hoy tiene más del doble. Una estafa electoral que, lejos de traducirse en eficiencia, expuso que la mayoría de sus nombramientos son militantes poggistas más hábiles para los discursos que para gestionar.

En materia de Seguridad, la promesa de Poggi quedó en humo. Desde la llegada de gendarmería hasta los narcotest, cuya aplicación se anuncia con antelación a los funcionarios, dejando todo en un simulacro. Mientras tanto, los delitos crecieron, los conflictos policiales se multiplicaron y los controles brillan por su ausencia.

En Salud, la obra social de los empleados estatales (DOSEP) está en ruinas, con prestadores que abandonan el sistema por falta de pago y hospitales que enfrentan despidos masivos, persecuciones, falta de insumos y la renuncia de especialistas ante salarios irrisorios. La ministra Nigra se convirtió en el rostro de la inoperancia.

En Turismo, lejos de los objetivos anunciados, la temporada resultó en una mezcla de fracaso y gasto millonario. Mientras la publicidad satura Buenos Aires, el apoyo real al sector fue inexistente. Incluso se cobró la renuncia de un ministro.

Poggi ha sido un maestro del reciclaje: las políticas que criticó al gobierno anterior fueron reempaquetadas con nuevos nombres y vendidas como innovaciones. Con una imaginación limitada, su “Nuevo San Luis” no es más que una versión deslucida del pasado.

Lo bueno empañado con irregularidades

Desde la mirada de esta redacción algunas políticas pueden destacarse aunque quedaron incompletas o presentaron graves irregularidades. El PANE es una iniciativa destacable, aunque su nacimiento esté aparejado con la ruptura al tejido social que este mismo gobierno generó.

 Es que está bien darle de comer a los niños que asisten a la escuela, pero lo ideal sería que lo hicieran en sus casas, con alimentos proporcionados por sus padres, gracias a sus empleos y a sus salarios acordes. El plan deja afuera a todos los integrantes de las familias que no asisten a la escuela y por ende es incompleto.

 Las políticas a favor de los emprendedores y las pymes también pueden destacarse, pero su aplicación hasta ahora, solo alcanzó a personas políticamente cercanas al oficialismo y con funcionarios con nula preparación. Todavía no se han otorgado ayudas a quienes realmente necesitan un impulso a sus emprendimientos. Debe dejar de ser otra campaña publicitaria y convertirse en algo real. Una característica de todas las políticas de este gobierno

El "Nuevo San Luis", una contradicción constante

En 365 días, Poggi demostró que su gobierno se sostiene sobre un modelo de ajuste y persecución, donde los recursos se destinan a propaganda en lugar de soluciones. Los “Nunca Más” fueron apenas una estrategia discursiva para ocultar que, en su “Nuevo San Luis”, el miedo, la pobreza y la desigualdad están más vivos que nunca. Un año que políticamente será muy recordado y puede ser proporcional a las aspiraciones electorales del oficialismo. 

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