Trabalenguas, chicana y precariedad intelectual. Ese debería ser el resumen de la respuesta que la Ministra de Seguridad, Nancy Sosa dio en una entrevista, si la nota se subiera a una plataforma como Netflix.
La prensa preguntó si se implementarían controles psicológicos para evitar casos como los de la subinspectora Marina Silva a lo que Sosa respondió: “Vamos a trabajar con una proyección para poder darle continuidad”.
Acto seguido se disparó una nueva repregunta sobre si se iban a realizar o no esos controles, la segunda respuesta fue aún más encriptada: “Esto de que a veces…que nosotros salimos a dar respuesta de manera inmediata sin merituar todas las condiciones, no me gusta”.
Con anterioridad había dicho que “los controles se realizan siempre que se inicia la tarea formativa el Instituto Superior de Seguridad Pública y también cuando se produce hechos durante la función donde actúa el personal de la provincia”.
Especificó que los agentes cuentan con una obra social y que “puede acceder de forma privada a los cuidados”. “También es cierto que hay que promoverlos pero sabemos que las responsabilidades son individuales en este sentido”, intentó aclarar con palabras que solo oscurecieron los conceptos.
Para cerrar una saga de exposiciones desafortunada lanzó un: “Promovemos los cuidados pero hay tema que son como tabú”.
Contradicción
Más allá de poner en evidencia que carece del título de legítima usuaria de la dialéctica, Sosa contradijo a su mentor político ya que el gobernador, Claudio Poggi dijo que “se empiezan a hacer” controles psicológicos a los aspirantes a ingresar a la Policía de la provincia. “Los controles psicológicos para el ingreso a la Policía se empiezan a hacer, está dentro del plan de Seguridad”, expuso Poggi.
Quizás es la traducción en otro idioma de: “Vamos a trabajar con una proyección para poder darle continuidad”. Lo concreto es que no se sabe. Esperemos lo que pueda llegar en un nuevo capítulo de esta apasionante serie en donde se dice mucho y nada a la vez.
Enojo de padres y docentes con el rector de la UNSL por estar de campaña y no atender las cuestiones estructurales del colegio.
Motosierra a la Justicia se denominan las redes que, además de comprar seguidores, pagan publicidad para despotricar contra el Poder Judicial. Otra movida poco creativa de Masci y compañía.
El intendente alegó su propia torpeza y le tiró la responsabilidad al gobierno. Bromatología no controla las viandas que reciben los niños en las escuelas y los padres manifestaron su preocupación ante la desidia.
Hay bronca en dirigentes del interior por la posición amistosa del empresario con el poggismo.
La estrategia: presión política, trolls y meter funcionarios afines. En plena campaña electoral, el gobierno quiere quedarse con el único poder que no controla.
En San Luis crecieron los hechos delictivos, según un informe del Ministerio de Seguridad de la Nación. Solo en 2024 hubo 3.302 robos.
El Fiscal de Estado, Victor Endeiza, apuntó contra los jueces por exigir que el gobierno retome una obra fundamental para los vecinos de El Volcán y que fue frenada por el propio Poggi de la mano de su pata judicial, María Eugenia Bona.
En la ciudad suben los impuestos, pero baja la calidad de vida. A los cortes de agua, se suman las pésimas condiciones del agua potable que entrega la gestión municipal.
El gobierno de Claudio Poggi atraviesa su momento de mayor tensión política, y la razón tiene nombre y apellido: Alberto Rodríguez Saá.
El gobierno aumentó la partida para el PANE. Además, politiza las escuelas mandando funcionarios a “controlar”, generando malestar entre docentes y trabajadores.
A 20 días de las elecciones, volverán a anotar gente como ya hizo el gobernador en otras elecciones. No hubo anuncios salariales, ni de obras de importancia.
Mientras Moriñigo le pega a Milei por el presupuesto universitario, en San Luis armó un evento con lujos y vuelos privados con el aval del gobierno de Poggi.
