El oficialismo de Laura Sánchez busca retener la conducción de la Liga con respaldo del gobierno provincial y denuncias de presiones a los clubes. Del otro lado, Rubén Rey, con apoyo de AFA, intenta poner fin a años de manejos turbios y desconfianza.
Actualidad30 de octubre de 2025
Redacción
La Liga Sanluiseña de Fútbol se prepara para una elección que, lejos de ser un simple trámite institucional, se transformó en una batalla de poder con ecos políticos. Este jueves se definirá si continúa el oficialismo de Laura Sánchez o si el dirigente Rubén Rey logra imponerse con una propuesta de transparencia y respaldo nacional.
El proceso electoral llega envuelto en denuncias cruzadas. La oposición afirma que desde la Secretaría de Deportes se habrían ejercido presiones sobre algunos clubes para mantener el control de la entidad. El objetivo sería asegurar la continuidad de un esquema que, según los denunciantes, mezcla favoritismos, negocios poco claros y una marcada dependencia del poder político.
Rey, que cuenta con apoyo directo de AFA y fue uno de los impulsores de la intervención anterior, representa una figura incómoda para el oficialismo. Su irrupción pone en riesgo un modo de conducción que durante años manejó arbitrajes, recursos y designaciones como piezas de una maquinaria de lealtades.
Las acusaciones no son menores: desde aprietes a árbitros hasta ofrecimientos económicos para sumar voluntades a la lista de Sánchez. Un entramado que expone cómo el fútbol local terminó siendo terreno fértil para la política y los intereses personales.
El oficialismo, por su parte, se aferra al poder con el respaldo de funcionarios provinciales que ven en la Liga un espacio estratégico de influencia social. En un contexto de malestar y desconfianza, el uso del aparato estatal para garantizar votos parece una jugada repetida, pero cada vez más desgastada.
La elección de este jueves no solo definirá una comisión directiva: pondrá a prueba la capacidad de los clubes para recuperar su autonomía frente al poder político. El desafío de Rey es romper con una estructura enquistada; el de Sánchez, sostenerla a cualquier costo.
Sea cual sea el resultado, la Liga Sanluiseña ya perdió algo más que prestigio deportivo. Perdió credibilidad, y solo una renovación real podrá devolverle el sentido que el fútbol, alguna vez, tuvo en San Luis.
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