Rosca y Tongo: Verano

Actualidad04 de enero de 2025RedacciónRedacción
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Precaución: lo que va a leer a continuación son meras especulaciones de personas que no pasarían un examen psicotécnico y mantienen claras intenciones desestabilizadoras. Su lectura es altamente perjudicial para la salud y los operadores de turno. 

OBSESIÓN: LA JUSTICIA

El título podría ser perfectamente el nombre de una de las películas de Jean-Claude Van Damme, en los años 90. Pero se trata de la realidad que se vive en San Luis. 

Es que el gobierno de Claudio Poggi demuestra que, para él, la justicia no es un servicio para los ciudadanos, sino un terreno estratégico que debe ser conquistado a cualquier precio. No importa si en San Luis los problemas de inseguridad, desempleo o pobreza galopan sin freno; acá la verdadera batalla está en alinear los tribunales.. Y aunque el barco del poggismo ya lleva varios magistrados a bordo (por ejemplo María Eugenia Bona), parece que falta un pasajero clave: el procurador Luis Martínez.

La maquinaria de ataque es de manual. Cada pasquín financiado por el oficialismo, desde El Chorrillero hasta las webs recicladas como Info San Luis y San Luis Real, se dedica a disparar dardos diarios contra Martínez. ¿El objetivo? Desgastarlo, presionarlo y, de paso, avisarle a cualquier otro funcionario judicial que la independencia de poderes es solo un concepto abstracto en la era Poggi. Hasta Daniel Miranda, director figurativo de El Chorrillero, reapareció en la red social X para publicar diez posteos consecutivos sobre el mismo tema, como si estuviera obligado a cumplir una cuota diaria de obsesión mediática.

El operativo no solo se detiene en las palabras. Desde los pasillos del Ministerio de Seguridad, emerge un nombre que parece ser el titiritero de las sombras: Rafael Berruezo, director de Relaciones Institucionales y, según cuentan los susurros que circulan por Terrazas, aspirante a suceder a Martínez. Las instrucciones son claras: "¿Querés el cargo? Empezá con las denuncias y las presiones". 

Por supuesto, todo esto se ejecuta en perfecto tándem entre la pata mediática y la judicial. El sistema es burdo, predecible y, francamente, desesperado. En una era donde cualquier ciudadano puede acceder a la información, las operetas se ven venir a kilómetros. Sin embargo, Poggi y su equipo parecen confiar más en la fuerza bruta del aparato propagandístico que en la inteligencia de los puntanos.

Lo más curioso es la motivación detrás de este embate. ¿Por qué tanto empeño en controlar la justicia? Tal vez la respuesta esté en la necesidad de un paraguas protector, un refugio ante posibles tormentas legales. Porque cuando el poder comienza a crujir, no hay mejor estrategia que blindarse en los tribunales.

LA CASTA: VERSIÓN PUNTANA

"Nunca más el acomodo por encima del mérito. ¡Nunca más! ¡Nunca más!" Así bramaba Claudio Poggi en su discurso de asunción, casi como si estuviera conjurando un maleficio que, apenas terminado el acto, él mismo rompió. Porque si algo ha demostrado su gestión es que el "mérito" tiene apellidos y herencias familiares en el poder.

Por ejemplo, la familia Muñiz Olivera no solo es un caso de nepotismo; es un modelo de negocio estatal. Con cuatro hermanos estratégicamente colocados en distintos cargos, que han logrado lo que muchos solo sueñan: convertir al gobierno en su pyme personal. Adelaida, ministra de Deporte, tiene a Ricardo como funcionario estrella. Héctor Fernando ocupa un puesto en Desarrollo Humano, mientras que José Benito, aunque no se lo vea en funciones, es nada menos que asesor letrado del Concejo Deliberante. Más que una familia, son una sociedad anónima del amiguismo.

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Y no son los únicos. Si uno rasca un poco más en las estructuras del Estado puntano, aparecen los familiares del propio Poggi y el omnipresente clan Endeiza, todos perfectamente acomodados bajo el paraguas del relato meritocrático. El resultado es un gobierno que se vende como renovador, pero opera como un club privado con membresía hereditaria

La ironía es tal que haría sonrojar incluso al presidente Javier Milei, quien al menos es honesto al gritar "¡la casta!" en cada oportunidad. 

QUE SE DESDOBLE, PERO QUE NO SE ROMPA

“Para vivir estéril, inútil y deprimido, es preferible morir. ¡Sí, que se rompa, pero que no se doble!”, decía Leandro N. Alem en una carta que dejó al morir. Más de un siglo después, los intendentes oficialistas de San Luis parecen haber invertido la fórmula: prefieren desdoblar antes que romper. Y no por convicciones ideológicas, sino porque, si fueran solos a elecciones, correrían el riesgo de desaparecer políticamente antes de terminar el escrutinio.

Hissa, Ayala y Frontera están más preocupados por salvar el pellejo electoral que por resolver los problemas que atormentan a sus vecinos. En redes sociales, los puntanos no se guardan nada: cada posteo de Hissa es un compendio de críticas que exponen desde baches olvidados hasta servicios municipales ineficientes. Mientras tanto, su comunicación institucional insiste en pintar un San Luis de ensueño que solo existe en los renders.

Ayala tampoco la pasa mejor. La Punta, bajo su gestión, se ha convertido en un laboratorio de enojo ciudadano. Los vecinos ya no piden mejoras; exigen que al menos se aparezca por los barrios. Sus promesas incumplidas resuenan con más fuerza y su vínculo con el gobierno provincial parece ser lo único que mantiene su tambaleante barco a flote.

En el caso de Frontera, la estrategia fue clara: pegarse al oficialismo como si fuera un salvavidas. El desdoblamiento electoral, más que una jugada táctica, fue su última carta para mantenerse vigente. Al menos por ahora, esa movida lo dejó dentro del juego, aunque cada vez más cerca del margen.

Lo que estos intendentes no parecen entender es que las elecciones no son la prioridad para los ciudadanos. Los puntanos están pensando en cómo sobrevivir a una calidad de vida que se deteriora a la par de sus municipios. Entre baches, falta de agua, transporte deficiente y promesas recicladas, el enojo crece y se refleja en cada espacio de intervención pública.

En San Luis, la consigna parece haber mutado: "Que se desdoble, pero que no se rompa… al menos hasta que pasen las elecciones". 

YA HUELE A ELECCIONES EN JK

Las elecciones en Juana Koslay prometen ser más movidas que en otras localidades. Uno de los municipios más estratégicos de San Luis se pone en juego, y el tablero político ya muestra piezas que se acomodan. 

El actual intendente, Jorge "Toti" Videla, reconvertido al poggismo, no puede reelegir, y el problema es que no parece haber pensado en un heredero. "Toti entrega bicicletas, sale en todos los videos, se saca fotos por todos lados, pero de equipo, nada", confiesa un dirigente oficialista que, por supuesto, prefiere el anonimato. Al parecer, el personalismo de Videla fue tan intenso que dejó al municipio sin banco de suplentes.

Por un lado, está Facundo Endeiza, exministro recién renunciado, que ya afila su estrategia para quedarse con el sillón municipal. Su candidatura complica al armado de Videla, que tendría propuestas para ser diputado por el poggismo. Para Poggi, mantener al Toti dentro del círculo político tiene dos ventajas: asegurarse un legislador más y evitar que el hombre de Juana Koslay, termine complicando a figuras como Jorge Gastón Hissa… o al mismo Poggi, si alguna vez decide mirar más arriba.

Mientras tanto, el peronismo, que en su momento llevó a Videla al poder, prepara su regreso. Aún sin nombres concretos, el partido se alista para dar pelea. 

Por último, los libertarios también se sumarán a la contienda. El diputado Carlos D'Alessandro ya anunció que tienen candidato y plan de gobierno para la localidad. “Vamos a hacer despegar un municipio dormido en la mediocridad”, sentenció en un posteo. 

Con tantos actores en escena, estas elecciones tienen todo para ser un espectáculo. Solo falta definir si será un drama o una comedia. 

UN GPS PARA MASCI: DESORIENTACIÓN GARANTIZADA

El "Plan Conexión San Luis", la apuesta estrella del secretario de Comunicación, Diego Masci, no conecta ni los puntos de un mapa, y menos aún a los turistas con la provincia. Original de otros lados (porque copiar también es un arte), este intento de posicionar a San Luis como destino turístico nacional ha hecho agua desde el minuto cero. Y cuando decimos agua, nos referimos a una catarata de errores, contradicciones y, por supuesto, fondos mal invertidos.

Primero, la baja de un ministro de Turismo que osó cuestionar la viabilidad de este proyecto estrella.. Segundo, los foros y publicidades en canales porteños que, a juzgar por los resultados, lograron conectar a San Luis únicamente con una factura millonaria.

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Lo más insólito son los flamantes carteles turísticos. decenas de señales en rutas provinciales que no están de más pero si que contienen muchos errores. En Juana Koslay, por ejemplo, un cartel asegura que Nogolí está a 84 kilómetros, casi el doble de la distancia real. A este paso, en cualquier momento alguien avisa que La Florida queda más cerca de Córdoba que de San Luis.

Este GPS empiojado, plagado de errores, es la metáfora perfecta de la gestión de Masci: desorientada, sobreactuada y completamente fuera de lugar. Cada cartel es un recordatorio del desperdicio de recursos públicos en una maquinaria pesada que genera más ruido que resultados.

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