
Trabajadores acusan a los directivos de ejercer un régimen laboral inhumano, con amenazas, vigilancia ilegal y sanciones arbitrarias. El verdadero mando lo tiene un concejal que ya sueña con la intendencia.
El INDEC confirmó que San Luis encabeza el desempleo en el país, con cifras que superan incluso al conurbano bonaerense.
Actualidad22 de junio de 2025Según el INDEC, San Luis tiene hoy la desocupación más alta de su historia. Con un 10,4 % de desempleo en el Gran San Luis, la provincia encabeza el ranking nacional, incluso por encima del siempre crítico Gran Buenos Aires, que marca un 9,1 % con cuatro veces más población.
Lo que estamos viviendo no tiene antecedentes en San Luis, una provincia que supo ser sinónimo de estabilidad y empleo. Lo que hay ahora es un modelo de ajuste brutal que salió mal, como siempre, y que castiga —otra vez— a los que menos tienen. La motosierra que Poggi blandió con orgullo y para lograr el amor de Milei, terminó siendo un arma contra su propio pueblo. Se paralizó la obra pública, se desmantelaron programas sociales, se despidió personal del Estado y se dejó caer el tejido productivo provincial.
El resultado es una provincia empobrecida, con miles de personas sin trabajo y otra gran masa —el 23,9 % de la población económicamente activa— que está buscando empleo sin éxito. Es decir, hay más gente que quiere trabajar que ofertas reales en el mercado. Y lo que crece es la changa, la precariedad y la desesperación.
A todo esto se suma otro de los grandes responsables del derrumbe social en San Luis, el intendente de la capital, Jorge Gastón Hissa, uno de los paladines de la miseria y la insensibilidad. Mientras la ciudad se hunde entre la basura, los baches y la falta de servicios, su gestión no solo no genera empleo, sino que profundiza la exclusión. Con tarifazos llevó a los comercios no solo a despedir, sino a no contratar.
Entre Poggi y Hissa han montado una maquinaria que solo produce pobreza, como si fuera un plan deliberado para desgastar a los sectores populares y reducirlos a la supervivencia.
Mientras tanto, el gobernador apuesta todo a vender un relato de “inversiones históricas” que no llegan a los puntanos. Las fábricas cierran, se van o echan gente, pero el gobierno se saca fotos con empresarios que vienen a invertir en máquinas para ocupar menos personas. La única inversión visible es la publicitaria, millones de pesos slogans, actos, medios de prensa y posteos en redes. Pero la realidad es que no hay laburo, no hay obra pública, y no hay horizonte.
El problema no es solo económico, también es político. Poggi eligió un modelo que desarma al Estado, entrega lo público y reprime lo social. Apostó a un orden que excluye, a una eficiencia de planilla Excel que no contempla al ser humano. La desocupación que hoy sufre San Luis no es una consecuencia inevitable, sino es la responsabilidad directa de una gestión que creyó que se podía gobernar recortando todo, menos los privilegios de sus propios funcionarios.
Lo que el INDEC pone en números, los puntanos lo ven todos los días. San Luis ya no es la de antes. Y no por evolución, sino por retroceso. Lo que alguna vez fue sinónimo de trabajo y progreso, hoy es portada por liderar la miseria. Y lo peor es que ni Poggi no parece tener la menor intención de cambiar el rumbo.
Trabajadores acusan a los directivos de ejercer un régimen laboral inhumano, con amenazas, vigilancia ilegal y sanciones arbitrarias. El verdadero mando lo tiene un concejal que ya sueña con la intendencia.
El análisis político más querido y odiado por la runfla aparece un lunes. Otro invento para justificar lo poco amenos al trabajo que son los redactores de esta sección. Comencemos..
El mandatario forma parte del grupo de gobernadores ex macristas que quieren congraciarse con el presidente Javier Milei. Para ello, prometieron no votar las dos iniciativas que presentó la oposición. El peligro de que el poggismo tenga más bancas en las elecciones de octubre.
Un informe de julio 2025 revela que la provincia lidera el ranking nacional de interés resarcitorio para contribuyentes que adeudan el impuesto a los Ingresos Brutos. La tasa alcanza el 7%, por encima de Buenos Aires y Santa Cruz.
La Municipalidad de San Luis presentó como un logro la reubicación de luminarias en el barrio Mirador del Portezuelo, que días antes habían sido desmontadas por la misma administración. Tras los reclamos vecinales, fueron reinstaladas con una improvisada protección “antivandálica”. La maniobra ya había sido denunciada por concejales de la oposición.
Mientras los medios alineados al gobierno atacaron con furia a Carolina Monte Riso por una publicación privada, callaron escandalosamente cuando un juez oficialista protagonizó un choque manejando alcoholizado. La vara del poder, más torcida que el discurso de campaña.
Mientras los hospitales enfrentan la falta de insumos, las escuelas atraviesan el invierno sin calefacción y los salarios estatales continúan congelados, la administración provincial acumuló una suma récord de recursos no ejecutados. Los números también desmienten el argumento del recorte nacional: la coparticipación creció y benefició especialmente a los intendentes aliados.
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Una encuesta nacional reveló que el 44% de los argentinos teme quedarse sin trabajo. El dato refleja el deterioro de las condiciones laborales y el impacto real del ajuste en la vida cotidiana de las familias.
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