¿Qué festeja Hissa ?

El intendente se benefició, otra vez, por el arrastre del oficialismo. Pero en números reales, solo una porción de los vecinos votó a la actual gestión.

Actualidad12 de mayo de 2025RedacciónRedacción
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En la capital puntana, la verdadera foto no es la que Gastón Hissa quiso sacarse la noche de las elecciones, sino la que muestran los números crudos: de 159.678 electores habilitados, solo 35.509 personas votaron la lista del intendente, apenas un 22,24% del padrón. Traducido sin anestesia, 8 de cada 10 puntanos no lo eligieron. Y sin embargo, ahí estaba en primera fila, subiéndose al tren del oficialismo provincial como si hubiera ganado algo propio.

La realidad es otra. La gestión de Hissa no prende, no emociona y no convence. El rechazo ciudadano se percibe en las calles, basura acumulada, plazas desatendidas, servicios deficientes y una ciudad que parece abandonada a su suerte. Pero el intendente eligió no ver eso, sino que fue directo al micrófono para capitalizar  una elección que no le pertenece.

Porque siendo sincero, el voto fue para Toti Videla, quien hoy se convierte, sin medias tintas, en el verdadero jefe político del oficialismo en San Luis capital. Hissa, en cambio, sigue sin construir peso propio y lo sabe. Por eso se aferra al reflejo de otro como quien se agarra de un salvavidas ajeno para no hundirse en el mar de su propia mediocridad.

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Su desesperación por figurar lo llevó a un nuevo papelón discursivo. En lugar de celebrar se desesperó por dedicar la victoria a los concejales de la oposición, como si su obsesión por el peronismo fuera más fuerte que su propia investidura. ¿Será complejo de inferioridad? ¿O simplemente incapacidad para ejercer liderazgo sin mirar de reojo al bloque justicialista?

Lo cierto es que Hissa no gana sin ayuda, no puede solo, no entuciasma a nadie, solo es hábil para subirse al arraste. Y ahora que Toti pisa fuerte, el intendente debería prenderle una vela a San Cayetano o al santo que prefiera para que a Videla no se le ocurra lanzarse por la intendencia. Porque si eso pasa, el sueño de reelección de Hissa va directo al archivo de lo imposible.

Mientras tanto, que saque la foto, que brinde con los suyos, que diga lo que quiera. La ciudad, en cambio, ya dijo lo que piensa con un 78% de indiferencia. Y eso, por más relato que le pongan, no se tapa con una foto ni con un acto. ¿Qué festejás, Hissa? Porque ganar no ganaste, apenas zafaste. Otra vez.

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