
El gobernador de San Luis implosionó su propio frente y metió la mano en La Libertad Avanza, dejando un oficialismo sin aliados y un libertarismo vacío.
Un dicho que se transforma en metáfora de la frustración reza: 'Tanto nadar para ahogarse en la orilla'. Esa puede ser la sensación que invade al intendente de San Luis, Gastón Hissa, ya ubicado en el sillón de la calle San Martín.
Entre los vaivenes de las razones que le abrieron las puertas de la municipalidad se cuentan, logros personales, beneficio de contexto y una campaña eterna que se robó gran parte de la juventud y los rasgos de tranquilidad y bonhomía que presentaba Gastón como candidato comparado con Gastón, el actual intendente.
Hissa cambió de estructura y ahora debe gestionar en una cancha donde brillan o se eclipsan los pingos, sabiendo que San Luis es un terreno complejo, demandante y de exigencia permanente.
Una vez en sus manos, la ciudad se transformó en más sucia, más oscura y más deteriorada. La lectura del oficialismo municipal y los argumentos esgrimidos, principalmente en la prensa, fueron que la gestión anterior dejó todo en mal estado, sucio, oscuro y sin recursos.
Sin embargo, con el mismo presupuesto, la gestión saliente logró cierta eficiencia en alumbrado, barrido y limpieza. ¿Por qué todo esto se interrumpió de manera repentina y abrupta? se pregunta el vecino que, desde hace varios años, descarga su frustración en las redes sociales.
Hissa ha estado nadando y en esas brazadas ha superado el olvido que le impuso su jefe político y actual gobernador de San Luis, Claudio Poggi, al final de la campaña y al comienzo de la gestión. Quizás esas brazadas para llegar le han hecho perder la paciencia, llenándose de frustración, convirtiendo su enojo en su jefe de gabinete.
Los despidos, denuncias, presentaciones judiciales, gritos en el patio, nerviosismo, pedidos de renuncia, cambios y declaraciones grotescas han comenzado. El punto culminante fue la apertura de las sesiones del Concejo Deliberante de San Luis. Su llegada en auto fue peculiar, yendo en dirección contraria con una escolta "low cost" de policías provinciales y sindicalistas que defienden la administración. Su discurso estuvo marcado por la irritación y, al salir, se negó a hablar con la prensa. Llegó a cortarles el paso a los periodistas, con violencia y desprecio en respuesta a su insistencia.
Alegó que se sintió intimidado por los miembros de la gestión anterior, acusándolos de intentar desestabilizarlo. Las cámaras y los micrófonos se volcaron sobre él para tratar de explicar por qué los errores no eran tan equivocados.
Las brazadas continúan y aquel que solía ser un nadador paciente y diligente está perdiendo sus atributos. Su jefe de gabinete le susurra maniobras cargadas de ira y es bien sabido que la furia raramente es una buena consejera.
El gobernador de San Luis implosionó su propio frente y metió la mano en La Libertad Avanza, dejando un oficialismo sin aliados y un libertarismo vacío.
En un fallo express de la jueza Servini, el espacio libertario quedó bajo intervención nacional. Carlos González D’Alessandro denunció un atropello y apuntó contra Claudio Poggi y Eduardo “Lule” Menem.
El partido de Adolfo Rodríguez Saá terminó sin lista propia y expulsó al ex intendente de Juana Koslay por presentarse en otro frente. Una maniobra que exhibe el rol subordinado del espacio al gobernador Claudio Poggi.
Denunciaron que les impusieron nombres que no tienen nada que ver con los libertarios de San Luis. Bronca con el poggismo y una jugada que salió muy mal.
Editorial mosquitera.
La diputada nacional renunció a su postulación como suplente en la lista del justicialismo puntano y respaldó sin matices a Jorge “Gato” Fernández y Gloria Petrino. Reafirmó que la prioridad es la unidad para enfrentar el avance libertario.
El propio gobierno reconoce que con el ritmo de construcción previsto, la solución habitacional para las más de 66 mil familias inscriptas llegaría recién en 60 años. Una ley votada por todos, que patea la promesa de campaña y consolida la política de la emergencia como estrategia de gestión.
A casi dos años de gestión, el intendente de San Luis convierte tareas de mantenimiento en actos de gobierno, mientras la capital se deteriora entre cloacas desbordadas, basura acumulada y un centro tomado por manteros.
Editorial mosquitera.
Denunciaron que les impusieron nombres que no tienen nada que ver con los libertarios de San Luis. Bronca con el poggismo y una jugada que salió muy mal.
El partido de Adolfo Rodríguez Saá terminó sin lista propia y expulsó al ex intendente de Juana Koslay por presentarse en otro frente. Una maniobra que exhibe el rol subordinado del espacio al gobernador Claudio Poggi.
En un fallo express de la jueza Servini, el espacio libertario quedó bajo intervención nacional. Carlos González D’Alessandro denunció un atropello y apuntó contra Claudio Poggi y Eduardo “Lule” Menem.
El gobernador de San Luis implosionó su propio frente y metió la mano en La Libertad Avanza, dejando un oficialismo sin aliados y un libertarismo vacío.