La doble moralina poggista: escrachan a una jueza por un estado de WhatsApp pero encubren a un aliado borracho al volante

Mientras los medios alineados al gobierno atacaron con furia a Carolina Monte Riso por una publicación privada, callaron escandalosamente cuando un juez oficialista protagonizó un choque manejando alcoholizado. La vara del poder, más torcida que el discurso de campaña.

ActualidadRedacciónRedacción
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La obsesión del poggismo por disciplinar al Poder Judicial ya no sorprende, pero cada tanto logra superarse en cinismo. La semana pasada, el aparato comunicacional de Claudio Poggi se lanzó con toda la artillería contra la ministra del Superior Tribunal, Carolina Montes Riso, por un simple estado de WhatsApp. Un gesto menor, privado, convertido en herejía pública por los medios del oficialismo, que necesitan enemigos para justificar la avanzada política sobre los jueces que no se someten.

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En paralelo —y en completo silencio mediático— ocurrió un hecho bastante más grave: el camarista Horacio Guillermo Zavala Rodríguez, juez funcional al poggismo y pieza clave en la proscripción de Rodríguez Saá en las últimas elecciones, protagonizó un choque en Juana Koslay manejando con 0,82 g/l de alcohol en sangre. Un escándalo que intentaron enterrar hasta último momento. El mismo Poder Judicial que Poggi dice querer “limpiar”, cuando le es leal, se convierte en territorio sagrado e intocable.

Zavala Rodríguez fue asistido en el Sanatorio Rivadavia, donde la alcoholemia lo dejó en evidencia. Lo rescató —literalmente— el exministro Adolfo Vergés, pero ni así pudieron tapar el incidente. Aun así, ningún medio del ecosistema oficialista dijo una palabra. Ni Masci, ni la ministra Nancy Sosa, ni un mísero tweet. La orden fue clara, proteger al juez amigo. Así funciona el relato de la transparencia poggista, escrache para los díscolos, encubrimiento para los propios. La doble moral ya no es doble, es la única regla del poder.

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