El gobierno desesperado por las elecciones politiza las escuelas para subir su imagen

La desesperación electoral está pegando fuerte en el oficialismo. Tanto que hasta ya rozan lo burdo y contradicen toda la retórica que el propio gobernador ha intentado crear desde hace años.  

Sí, ese Poggi que en campaña se rasgaba las vestiduras por “la politización de las escuelas” y juraba que los chicos no serían usados para la propaganda política, ahora hace exactamente eso, los transforma en extras de su relato de campaña. 

Pasó en la escuela Camino del Peregrino, donde se exigió la presencia de alumnos para rellenar el acto de “presentación” de las refacciones del Hospital Cerro de la Cruz. Sí, una obra menor, con poco para mostrar, pero con mucha necesidad de público. Y como los vecinos ya no van solos, se recurre a lo que haya a mano.

Al parecer, ni las bicicletas que el gobierno regala han servido para levantar la imagen que la ciudadanía tiene del gobierno. 

Por ejemplo, alumnos de la escuela Camino del Peregrino fueron citados (de manera obligatoria) a concurrir al acto de presentación de las “refacciones” del Hospital Cerro de la Cruz. Las imágenes de los chats donde se convoca (mejor dicho, se ordena) la asistencia, se viralizaron con velocidad. 

A esto se le suma, las recorridas que también tuvieron que hacer algunas escuelas en la obra de viviendas que construye la gestión de Poggi. Otra manera de exponer a los jóvenes y politizarlos con el objetivo de tener la foto y el video para la campaña. 

Y como si fuera poco, los funcionarios van por los pasillos escolares con la excusa de “controlar viandas” del Plan Pane, ese mismo plan que generó más rechazos que aplausos. Dicen que supervisan, pero lo que realmente buscan es estar, aparecer, mostrarse. 

“Nunca más la política en las escuelas”, dijo Poggi en su primer discurso y en un año y medio se traicionó y metió algo más que la política en las escuelas. 

La política volvió a las escuelas, pero no como contenido pedagógico, sino como show. Los chicos, de espectadores pasaron a ser utilería. Y el gobierno, que no encuentra cómo revertir su desgaste, sigue apostando a la vieja receta, si no hay apoyo genuino, se arma.