Rosca & Tongo: parte 11

Bienvenidos a otra semana de surrealismo político, donde nada es lo que parece y todo es lo que conviene. Donde el realismo mágico se mezcla con el cinismo estructural, y el guión lo escriben políticos que no temen hacer el ridículo con tal de seguir en escena.

En este resumen semanal, prepárense para descubrir las historias más absurdas, los desastres más anunciados y las operaciones políticas que ni los guionistas de una novela  de Thalía se animaron a armar. Porque la ficción, en este caso, siempre le gana a la realidad. 

Con ustedes Rosca y Tongo: vuelta 11

CON LOS ZAPATOS AJENOS

En el Concejo Deliberante de San Luis, la asunción de nuevas autoridades fue el equivalente político a un circo sin red: se tambaleó, se improvisó y se cayó en varias oportunidades. En el centro del escenario, no estuvo el intendente Gastón Hissa, como cabría esperar, sino su hermano, Agustín Hissa, quien se encargó de amarrar los nudos de un armado que terminó siendo una especie de Frankenstein político.

El resultado: Laura Sánchez como presidenta del HCD y Mario Silvestri saliendo con un portazo que resonó más fuerte que las tímidas palmas de los oficialistas celebrando su "triunfo". El ex presidente del bloque dejó en el aire su continuidad como concejal. Ese mismo martes que faltó a la sesión, se lo vio en los pasillos de la UNSL muy ofuscado. Que será de su futuro es una incógnita que expone las costuras de un espacio que parece pegado con cinta adhesiva. 

Pero no nos detengamos solo en los fuegos artificiales. Lo realmente interesante de este sainete es lo que quedó al descubierto: la absoluta falta de liderazgo político de Gastón Hissa en la ciudad. Para mover los engranajes, el intendente confió únicamente en su hermano, señal de que la conducción no es su fuerte. Y como si eso no fuera suficiente, los nombres que emergieron de este armado no provienen del "riñón" del poggismo. Ni de lejos.

Empecemos con Laura Sánchez. Su recorrido es una parábola digna de análisis: del PJ que lideraba Sergio Tamayo al ultraoficialismo poggista. Sánchez es producto del peronismo, un regalo envenenado que ahora luce en las vitrinas de Hissa como si fuera un logro propio. En distintas entrevistas, la propia concejala admitió que llegó al Concejo gracias a Tamayo. ¿Cuánto le costará a los Hissa mantener esa lealtad comprada?

Pasemos al Tribunal de Cuentas. María Paz Pagano, presidenta del organismo, tiene raíces bien hundidas en el radicalismo y responde directamente a Alejandro Cacace y Javier Suárez. Sí, ambos aliados circunstanciales del poggismo, pero no soldados propios. Mientras tanto, los otros dos integrantes, Nicolás Carpio y Walter Fernández, son más peronistas que el escudo del PJ: uno ligado al bloque Justicialista, y el otro al albertismo desplazado por Poggi.

Entonces, ¿qué nos dice este desorden? Que sin billetera, los Hissa no pueden armar ni un rompecabezas. El intendente y su hermano jugaron un partido que les quedó grande, sin estrategia ni convicción, confiando en aliados que vienen de otros rincones del espectro político. En términos de construcción política, esto es el equivalente a alquilar muebles para llenar una casa vacía.

¿El problema de fondo? Que esta falta de conducción es una radiografía de la gestión Hissa: frágil, dependiente y tan poco original que hasta sus logros son prestados. Con los zapatos ajenos no se camina bien, y mucho menos se corre una maratón política.

EL GALLITO DE OCASIÓN

Claudio Poggi se subió al escenario de San Martín y, en un giro tragicómico, se olvidó que es gobernador para ponerse el disfraz de opositor. En un acto armado para el lucimiento personal, rodeado de trabajadores del Plan de Inclusión, soltó una frase que deja más dudas que certezas: “Si los intendentes no pueden pagar un bono, que expliquen qué hacen con la plata”. La ironía, claro, es que el que debería dar explicaciones es él.

Mientras critica la supuesta incapacidad de algunos municipios, Poggi omite hablar del reparto discrecional de la coparticipación. A los amigos, cheques; a los opositores, migajas. Un modelo de gestión que combina mezquindad política con cinismo administrativo. Y todo esto viniendo del gobernador que hundió los salarios estatales en la indigencia, otorgando un aumento del 40% cuando la inflación pulverizaba cualquier expectativa.

Por si fuera poco, Poggi eliminó el Tratado de La Toma, aquel acuerdo que garantizaba a los municipales salarios por encima de la línea de pobreza. Con esa maniobra, condenó a los empleados de los pueblos más pequeños a sobrevivir con lo justo.

Lo curioso es que esta vara tan estricta solo se aplica a los intendentes opositores. Los aliados de Poggi, en cambio, disfrutan de una impunidad total. Gastón Hissa, en San Luis Capital, maneja recursos millonarios en fondos FIMA, pero apenas otorgó un bono menor al provincial. Luciano Ayala, en La Punta, está completamente desaparecido: ni anuncio de bono oficial ni señales de gestión. Mientras tanto, los empleados municipales ya evalúan medidas de fuerza. Y Jorge Videla, en Juana Koslay, igualó el bono provincial, pero sus cuentas pasan sin control, gracias a un Concejo Deliberante que funciona como su escribanía.

En Merlo, la situación no es mejor. Juan Álvarez Pinto sigue sin definiciones concretas y, para colmo, prepara las valijas para asumir como ministro en el gabinete provincial. Su salida genera malestar en la localidad serrana, donde muchos ven su nombramiento como una traición al pueblo que debería gobernar.

La persecución y el favoritismo son moneda corriente en la gestión de Poggi. Los municipios que no comulgan con su línea política son castigados, mientras sus aliados hacen y deshacen sin consecuencias. Pero lo más llamativo es el desgastante espectáculo de un gobernador peleando con intendentes. En el fondo, Poggi no solo demuestra su falta de liderazgo político, sino también una alarmante incapacidad para elegir sus batallas.

EL FISGÓN MORBOSÓN

La Agencia de Noticias del gobierno provincial sigue funcionando, a pesar de la creatividad ausente y el apagón comunicacional que parece caracterizar a Diego Masci. Multimedias, editores y redactores hacen lo que pueden para mantener el barco a flote. Sin embargo, entre tanto trajín periodístico, parece que hay tiempo para un hobby poco convencional: el stalkeo en redes sociales.

Según nos cuentan lectores de esta humilde sección, un funcionario muy importante  de la Agencia ha desarrollado una particular afición por ciertos perfiles en X (la ex Twitter). No estamos hablando de noticias o análisis políticos, sino de contenido sexual. Sí, los "me gusta" del susodicho están más cerca de un portal para adultos que de un boletín oficial.

Aquí no vamos a cuestionar los gustos personales de nadie, porque cada quien tiene derecho a relajarse como mejor le parezca. Pero hay algo que no cierra: ¿qué opinarán Claudio Poggi y su séquito de moralistas sobre este pequeño desliz digital? Es curioso pensar que, mientras desde el gobierno se predican valores austeros y casi bíblicos, un miembro del equipo esté explorando terrenos tan… terrenales.

Eso sí, esperemos que estas escapadas virtuales no ocurran en horario laboral. Si el gobernador llega a enterarse, no sería raro que aparezca con una Biblia en la mano para repartir sermones en la próxima reunión de gabinete. Aunque, seamos honestos, el doble estándar no sorprende a nadie.

Porque en el poggismo, la moralina tiene GPS: solo apunta a los opositores. Mientras tanto, en casa, todo vale. Como diría el presidente de moda: ¡Viva la libertad, carajo! (Pero que sea selectiva, por favor).

Y así, entre clics indiscretos y una política de comunicación que coquetea con la mediocridad, queda claro que la Agencia de Noticias es mucho más entretenida de lo que aparenta. Tal vez, el verdadero contenido está en los "me gusta".

EL TURISMO EN SAN LUIS SE DERRUMBA (LITERALMENTE)

En San Luis, el turismo no solo tambalea como política pública, sino que ahora lo hace también desde sus cimientos. El edificio de la calle Illia, sede del área, fue evacuado esta semana tras un derrumbe que no dejó más opción que salir corriendo. Parece que, así como la gestión de Poggi, la estructura tampoco aguantó la presión.

La salida de Juan Manuel Rigau dejó un vacío al que nadie parece haberle encontrado solución. Mientras el ministerio se encuentra acéfalo, los empleados apuntan sus reclamos a Javier Suárez, el dirigente radical que quedó a cargo de las ruinas. Sin embargo, la comunicación no es su fuerte: según cuentan los pasillos, sus respuestas no hicieron más que encender la mecha de las internas.

Por otro lado, la llegada inminente de Juan Álvarez Pinto como nuevo ministro trae más preguntas que respuestas. ¿Qué hará el flamante jefe con un área que ya estaba en crisis antes de su entrada? De momento, la prioridad parece ser evitar que los techos sigan cayéndose y devolverle algo de dignidad al maltrecho edificio. ¿Un pequeño spoiler? Ni con casco se siente segura la tropa estatal.

El derrumbe del edificio es la metáfora perfecta para la situación del turismo provincial: sin dirección, sin bases sólidas y con el riesgo constante de terminar enterrado en su propia incompetencia. Mientras tanto, los municipios turísticos ven con frustración cómo la "industria sin chimeneas" se convierte en escombros administrativos.

Quizás en la próxima temporada de verano, en lugar de paquetes turísticos, la cartera se enfoque en vender entradas para tours por el edificio derruido. Total, ¿qué más queda por promocionar? Los escombros, como la gestión, tienen su público.

PROTECCIÓN MÁXIMA

Esta semana, El Mosquito Puntano reveló un episodio de violencia en las entrañas del poder municipal que demuestra que, en esta ciudad, las reglas son claras: si tenes los contactos adecuados, no solo te salvas de la justicia, sino que además puedes contar con una protección oficial para que nadie se entere.

Pero finalmente, El Diario de La República publicó, este sábado, el nombre que estaba guardado bajo siete llaves, luego de dar cuenta de la denuncia que realizó Rolando David Jofré. el trabajador golpeado con brutalidad. Se trata de Hugo Zangrandi, un abogado con la suerte de estar conectado al círculo más selecto del gobierno de Claudio Poggi. 

Según se supo tiene relaciones muy cercanas con Emiliano Pascuarelli, operador oficial del poggismo y director de San Luis +, y con Facundo Santarone, ese personaje misterioso que, aunque no ocupa un cargo oficial, parece manejar más hilos que una fábrica de telas. 

Zangrandi patrocina legalmente al propio Santarone en una causa por un accidente automovilístico e integra Rentas de la provincia. Además es ejecutor fiscal del Municipio. Un combo perfecto para evitar cualquier tipo de escrutinio o molestia.

Lo peor de todo esto es el silencio ensordecedor. Mientras otros casos de violencia o corrupción ocupan los titulares, aquí no hubo ni una palabra oficial ni en la prensa ni en los pasillos municipales. Y eso, no es coincidencia. El secreto de la inmunidad de Zangrandi parecen ser esas amistades tan poderosas. 

La conclusión es simple: en el San Luis de Poggi, si tenés los amigos correctos, podes romperle la cara a quien quieras sin temor a que alguien se inmute. ¿Y si la víctima es un trabajador municipal? Bueno, ese es otro tema. Al final del día, el poder político sigue siendo el mejor seguro de protección. 

Que tengan una buena semana.