Rosca & Tongo 10ª edición: el menú degustación de la política puntana

07 de diciembre de 2024RedacciónRedacción
sábado 31 2000 hrs. (1)

¡Diez ediciones ya! Y acá seguimos, operando a troche y moche.  Esta semana, el buffet político está más surtido que nunca: tenemos declaraciones juradas que parecen redactadas por los hermanos Grimm, homenajes que terminan en bochornos dignos de un sketch de televisión, y, como siempre, el show de contradicciones gratis y para toda la familia.

Agarren su mate y prepárense, porque hoy les servimos una dosis de chismes políticos, números dibujados y esas cuestiones que nadie se molesta ni en disimular. 

EL ALBERTO ES LA OBSESIÓN

La reaparición de Alberto Rodríguez Saá y la proclamación de las autoridades del Partido Justicialista fueron suficientes para incendiar el tablero político puntano. Mientras el peronismo afina su estrategia, el poggismo parece haberse quedado en un loop obsesivo. La sombra del exgobernador no solo incomoda al oficialismo de Claudio Poggi, sino que lo define. Cada palabra de Alberto parece ser un terremoto en las oficinas del gobernador, desatando respuestas más viscerales que racionales.

WhatsApp Image 2024-12-04 at 12.29.30Lo fascinante, aunque predecible, es cómo los ministros de Poggi se atropellan para nombrarlo, incluso cuando el tema no tiene nada que ver. Sus declaraciones, muchas veces rebuscadas, delatan una ansiedad que ni la mejor estrategia de comunicación puede ocultar. Es una danza entre la contradicción y la dependencia: por un lado, intentan minimizar la figura de Rodríguez Saá; por el otro, no dejan de mencionarlo, culpándolo de todo lo que no funciona en San Luis.

La narrativa oficial es un manual de contradicciones. Mientras los editorialistas del poggismo predicen, con un entusiasmo más teatral que analítico, el supuesto ocaso político de Alberto, los miembros del gabinete lo convierten en el comodín perfecto para justificar sus propios fracasos. Si algo sale mal —y vaya que ha salido mal—, la culpa siempre recae en el pasado, representado, cómo no, por Rodríguez Saá.

La seguridad está en crisis, la obra social DOSEP es un despojo, los trabajadores son perseguidos y ajustados, pero para Poggi y su séquito, la solución es siempre la misma: mirar hacia atrás y señalar con el dedo. Esa obsesión casi patológica con Alberto ha convertido al poggismo en un proyecto político más reactivo que propositivo. Gobernar parece ser secundario frente a la necesidad de demonizar al líder peronista.

El resultado de este comportamiento es un gobierno atrapado en su propio espejo retrovisor, incapaz de avanzar. El miedo y la preocupación son tan evidentes que uno podría confundirse: ¿es Rodríguez Saá una figura política o el villano en una novela mal escrita por el oficialismo? En cualquier caso, la obsesión no solo delata la inseguridad del poggismo, sino que también eleva la figura de Alberto.

LA PIEDRA DE RÍO IV NO FALLA 

Hay rituales en política que cargan un aire tan predecible como inquietante. En San Luis, las visitas del gobernador Claudio Poggi a las fábricas parecen haberse convertido en un acto de mal agüero. El último episodio ocurrió en Villa Mercedes, donde Cargill anunció la reducción de su planta de trabajadores, dejando a una decena de familias sin sustento. ¿Casualidad? Quizás. Pero, como diría un viejo refrán: una vez es un accidente, dos veces es una coincidencia, y tres... ya sabemos el resto.

No hace mucho, algo similar sucedió con Rheem. Poggi pasó, posó, promocionó, y después, varios empleados pasaron al club de los desocupados. La escena se repite como un mal déjà vu, dejando la sensación de que la gestión no es más que un espectáculo mediático vacío, sin soluciones reales. Mientras el gobernador afila su discurso de modernidad y progreso, en el terreno los resultados parecen ser más bien lo contrario: puertas cerradas y esperanzas rotas.

Lo curioso es que, lejos de cualquier teoría esotérica, los mismos trabajadores empiezan a mirar estas visitas con desconfianza. “Que no venga por acá”, se escucha en los pasillos de las fábricas. Y es que, para muchos, Poggi no lleva soluciones, sino un aura de precarización que golpea donde más duele. Ni la crisis nacional ni el contexto global alcanzan para justificar el desastre local.

El problema no es solo que las fábricas cierren o recorten personal, sino que la narrativa oficial insiste en maquillarlo. Se habla de “adaptaciones”, “reestructuración” y “nuevos desafíos”, pero el trasfondo es siempre el mismo: trabajadores despedidos, comunidades golpeadas y un silencio ensordecedor desde las altas esferas. La publicidad institucional promete un futuro brillante, pero lo que deja es una sombra alargada de incertidumbre.

Quizás sea hora de que Poggi cambie su GPS y evite algunas fábricas en su itinerario. Porque si algo queda claro, es que la piedra de Río IV no falla: donde él pisa, el panorama se oscurece. Y si seguimos en este camino, no hará falta mucho más para que su gestión termine siendo recordada no por las fábricas que inauguró, sino por las que apagó.

LEYES, EL OFICIALISTA

Alberto Leyes tiene un talento singular: siempre sabe dónde está el poder, y lo sigue como si de un GPS político se tratara. Reelecto como presidente de la Cámara de Diputados con los votos del oficialismo y sus aliados (26 a favor, 14 en contra), el veterano legislador no dejó pasar la oportunidad para disfrazar su oportunismo de aprendizaje político. "Venimos de un oficialismo de más de 40 años", dijo, como si la oposición reciente fuera una revelación divina y no el producto de un cambio de mando al que simplemente se acomodó.

Pero la realidad es menos poética: Leyes no tuvo que aprender nada nuevo porque nunca salió de su zona de confort. Su trayectoria es la de un hombre que siempre ha estado donde conviene, disfrutando de los beneficios de pertenecer al gobierno de turno. Antes fue albertista; hoy es poggista. Y no por convicción, sino porque sabe que, para sobrevivir, es mejor ser oficialista que arriesgarse a la resistencia.

La política, para Leyes, parece ser un negocio antes que un compromiso. Su capacidad para adaptarse al color del gobierno en funciones es casi admirable, si no fuera porque denota más oportunismo que habilidad. Mientras otros legisladores intentan articular una oposición, aunque sea a tropezones, Leyes elige la comodidad de la alfombra roja que ofrece el oficialismo. Su lealtad no está con sus votantes, sino con el poder que le asegura seguir en el juego.

No sorprende, entonces, que su discurso se sienta hueco y repetitivo. Habla de aprendizajes y transiciones como si realmente creyera en ellos, pero su historial demuestra lo contrario. Nunca ha sabido lo que es estar fuera del círculo del gobierno. Nunca ha tenido que alzar la voz desde la trinchera de la oposición. Su carrera se resume en permanecer al calor de los privilegios, sin importar quién maneje el timón.

En ese sentido, Leyes es un espejo incómodo para muchos: representa la política en su versión más cínica y pragmática, donde las convicciones son un lujo que pocos pueden permitirse. Es el político que nunca tuvo que luchar por un ideal porque siempre encontró un atajo para mantenerse en pie. Y esa comodidad es precisamente su mayor condena.

NO LE SALIÓ NI LA ÚLTIMA

Agustina Arancibia Rodríguez cerró su primer año al frente del Concejo Deliberante con un acto final que resume a la perfección su gestión: torpe, desprolija y, sobre todo, fallida. La concejal de Gastón Hissa intentó homenajear a los Veteranos y Héroes de Malvinas, pero terminó con protestas en la puerta del Concejo y carteles que la acusaban de discriminación. Una postal que, en lugar de honrar, ofendió.

El episodio es un reflejo de su liderazgo en el Legislativo Municipal, que ya muchos catalogan como uno de los peores en años. "Es una vergüenza que a esta altura nos sigan discriminando", sentenciaron quienes quedaron al margen y apuntaron contra funcionarios del gobierno.

El homenaje tampoco fue memorable. Diplomas y una impresora fueron los "reconocimientos" entregados en un evento marcado por la incomodidad. El clima era tan denso que ni el acto ni los gestos alcanzaron para disimular la desconexión entre Arancibia Rodríguez y la comunidad a la que supuestamente representa.

La situación llega justo cuando la presidenta del Concejo busca prolongar su mandato en el Legislativo. Una ambición que genera más tensiones internas que consensos en el oficialismo. Incluso dentro del poggismo, su continuidad parece más un problema que una solución. Arancibia Rodríguez no solo enfrenta críticas externas, sino también el desgaste de un liderazgo que nunca terminó de asentarse.

La ironía es que, hasta en su último acto, Arancibia Rodríguez demostró las mismas falencias que marcaron su gestión: improvisación, falta de empatía y un constante alejamiento de las necesidades reales de la sociedad. Una presidenta del Concejo que no puede organizar un homenaje sin generar un conflicto deja claro por qué muchos ya la ven como una figura prescindible.

MUNICIPALIDAD PARALELA

El intendente de Potrero de los Funes, Damián Gómez, arremetió con todo contra el Gobierno Provincial al denunciar la existencia de una “municipalidad paralela” operando desde el predio de boxes. En declaraciones al medio Virorco Contenidos, Gómez acusó a la gestión de Claudio Poggi de ignorar las normas básicas de institucionalidad y priorizar el juego político sobre la gestión.

Según Gómez, en ese espacio funcionan Defensa al Consumidor, el Registro Civil, Personería Jurídica y áreas vinculadas al turismo, atendiendo directamente a los vecinos. Pero para el intendente, más que acercar servicios, esto tiene un trasfondo político. Propuso que esas gestiones se centralicen en el Polideportivo municipal, dejando claro que “acá no se les van a cerrar las puertas a nadie”. Un mensaje que mezcla apertura institucional con un reclamo implícito de respeto por su autoridad.

Lo que más indigna a Gómez es el descaro con el que la provincia ignora los canales institucionales. “Ellos hablan de institucionalidad y veo que a mí no me están respetando como intendente”, sentenció. Su denuncia no es menor, porque pone en evidencia un modus operandi que, bajo la excusa de acercar servicios, parece minar la autonomía municipal en beneficio del aparato político provincial.

El reclamo también tiene un tinte personal. Gómez subrayó que, cuando él mismo sale a reparar calles, no discrimina a los vecinos por su afiliación política. Un contraste evidente con lo que considera una maniobra sectaria del gobierno de Poggi. Al final, su enojo no es solo por el predio de boxes, sino por el mensaje que esto envía: una desautorización simbólica y práctica de su rol como jefe comunal.

UNA ENCUESTA FLOJA DE PAPELES

Captura de pantalla 2024-10-30 174705

El aparato mediático del poggismo intentó, sin demasiado disimulo, instalar esta semana una encuesta que parece tan poco sólida como la gestión de Jorge Gastón Hissa. Según CB Consultora, el intendente de San Luis estaría cerrando su primer año al frente del municipio con una imagen positiva en crecimiento, ubicándose en un ranking junto a 24 jefes comunales de capitales provinciales y otras ciudades importantes.

Pero en los círculos políticos esta encuesta es una vieja conocida, y no precisamente por su rigurosidad. Su "metodología" parece tener más que ver con la generosidad de los mandatarios que con la realidad. Dicho en criollo: el que paga manda, y con algo de "ayuda", un intendente puede escalar mágicamente del fondo del barril al grupo de los "safables". Hissa, al parecer, no quiso quedarse afuera del truco.

La publicación de este dudoso informe no pasó desapercibida, pero no por las razones que esperaban los medios oficialistas. En redes sociales, la catarata de críticas fue unánime: "La encuesta es tan mentirosa como su gestión", "Fuente de los deseos", "Buen dibujo", y un certero "La única buena imagen que tiene es la carmela que se metió en el pelo" resumieron el sentimiento generalizado.

Lo irónico es que esta estrategia publicitaria terminó generando más rechazo que aprobación. Porque, claro, en una ciudad que lidia con baches, basura acumulada y servicios deficientes, presumir de una supuesta popularidad es casi una provocación. En lugar de mejorar su imagen, el intendente terminó confirmando lo que muchos ya pensaban: más relato que gestión.

El problema no es solo la encuesta, sino lo que representa. Un intento desesperado de construir una narrativa de éxito en una gestión que no logra despegar. Mientras tanto, los vecinos, que no necesitan encuestas para saber cómo está la ciudad, siguen esperando soluciones concretas.

LA FÁBULA DE LA DECLARACIÓN

Tras dos meses de trabajo, un informe especial de TN dejó al descubierto lo que muchos sospechaban: las declaraciones juradas de varios gobernadores son más cuentos de hadas que documentos reales. Entre joyas, embarcaciones y propiedades declaradas a precios de remate, una sobresale por lo surrealista: la de Claudio Poggi, gobernador de San Luis.

Los números de Poggi parecen sacados de una novela fantástica. Declara diez propiedades, pero denuncias en su contra sugieren que son más de treinta. Incluso El Mosquito Puntano ya había revelado que su último “bien” es un nuevo lote en un exclusivo country de Juana Koslay, donde, curiosamente, ya tenía un quincho. Tal vez Poggi le encontró un gusto especial a ser vecino de sí mismo.

Captura de pantalla 2024-12-07 181714

Pero lo más absurdo no son las propiedades. Según su declaración, los valores de sus automóviles son casi irrisorios, más cercanos a los de una bicicleta de segunda mano. Alguien debería explicarle que la magia de los precios bajos no es algo que se aplica en los papeles oficiales.

Sin embargo, lo realmente inquietante no es lo que declara, sino lo que se omite. Poggi se presenta como un “mágico administrador” que, con su historial de décadas en el Estado y un breve paso por el Congreso, ha amasado una fortuna que haría sonrojar a más de un empresario. 

El informe no hace más que confirmar lo que muchos ya murmuran: Poggi no solo maneja números, sino también relatos. Y en ese relato, las cifras parecen bailar a su antojo. En San Luis, la transparencia es más opaca que nunca, y la declaración jurada del gobernador sería solo un capítulo más en esta historia de papelitos acomodados. 

Buena semana…. 

Lo más visto
7 de junio - día del periodista (6)

ROSCA Y TONGO

Redacción
ActualidadEl domingo

Pasen, lean y rían (o lloren, según el grado de esperanza que les quede). Porque ya salió otro resumen de la política puntana y está plagado de frases inconexas, y teorías sin sustento. Dedicado a quienes tienen los niveles de lectocompresión más altos de Terrazas.