Militares chilenos están al frente de la logística de los F-16 de la Fuerza Aérea Argentina

La compra de los aviones a Dinamarca marcó la gestión de Luis Petri y -más allá de la poco clara utilidad de las aeronaves, los recursos necesarios para su mantenimiento y la antigüedad que acarrean-, lo más escandaloso no se supo hasta ahora: al frente del Programa de los F16 están dos ex generales chilenos, representantes de una empresa privada de logística militar. ¿Hay riesgo para la soberanía nacional?

NacionalesHoyRedacciónRedacción
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La compra de los F16 fue el eje de la administración de Luis Petri, que se despidió de su gestión con el show de los aviones sobrevolando Casa de Gobierno. Sin embargo, más allá de la obsolescencia de los aparatos, la compra que hizo el país cuando el resto del mundo no consideraba la opción y la poco clara financiación de los recursos para albergarlos, un nuevo dato lleva la cuestión a niveles de escándalo: quienes están encargados del Programa y Presupuesto de vuelo de las aeronaves son dos ex militares chilenos, que hasta hace un año revestían en la Fuerza Aérea de su país.

El viernes 5 de diciembre, cuando los aviones llegaron luego de un largo periplo a la Base Aérea de Río Cuarto, y desde donde partieron el sábado para la exhibición aérea sobre la Plaza de Mayo que incluyó al presidente y su hermana simulando pilotar las naves -que hasta tienen pintado un león en su fuselaje-, se reunió toda la plana de la Fuerza Aérea y algunos ex combatientes de la Guerra de Malvinas para celebrar la incorporación a la flota y sobre todo, reivindicar la lucha por la Soberanía Nacional, algo que tan bien supieron hacer los aguerridos pilotos que volaron sobre las islas.

La canción, cantada con brío y patriotismo, dice: “Arriba y abajo… se van al carajo!; derecha e izquierda… se van a la mierda!; y al que no le gusta se va a la puta… se va a la puta… se va a la puta que lo parió!”. Se trata de un típico canto de milicias en guerra en defensa de la Patria, que seguramente se cantó durante los fatídicos meses de 1982 pero también en 1978, cuando el conflicto del Beagle hizo que Argentina estuviera a punto de entrar en guerra con Chile. 

Los F16 se compraron, entre otras cosas, para hacer frente a la defensa de la soberanía nacional. Si bien en la actualidad no hay hipótesis de conflicto en ciernes, en la administración Milei algunas certezas pueden flaquear, aunque algunas otras son inconmovibles: por sobre las necesidades urgentes de jubilados y discapacitados, la decisión política estuvo en invertir en aviones de guerra. 

Esos aviones requieren mantenimiento, tecnología, espacios propios y una logística con la que no cuenta -al menos completamente- la Fuerza Aérea Argentina, y así como vinieron entrenadores dinamarqueses y franceses, también se contrató un Sistema de Automatización Logística.

De ello se encarga una empresa internacional conocida como Ilias (Integrated Logistic Information Automated System) y cuya funcionalidad está a cargo del Programa y Presupuesto de la Dirección General de Planes, de donde depende toda la planificación y funcionamiento de la Fuerza Aérea Argentina. 

Todos los días, a las oficinas del noveno piso del Edificio Cóndor llegan los encargados del Programa: dos generales chilenos. Más precisamente el General retirado hace un año Leopoldo Porras y el General de Brigada Aérea Francis Muñoz Covarrubias. 

El portal oficial “Noticias en vuelo”, el 14 de julio de este año, se explayó en una extensa nota en la que daba cuenta del Proyecto Ilias, de quiénes lo presentaron y ante qué representantes de nuestra Fuerza.

Dice así: "La Fuerza Aérea Argentina (FAA) dio un paso clave en la modernización de su capacidad logística al anunciar el inicio formal del proceso de implementación del sistema ILIAS (Integrated Logistics Information Automated System), una avanzada herramienta digital de gestión logística empleada por numerosas fuerzas aéreas del mundo que operan el caza F-16. Esta plataforma no solo optimizará el sostenimiento del Sistema de Armas, sino que permitirá eliminar el uso del papel en los procesos operativos y administrativos, avanzando hacia una digitalización integral de la logística, con mayor eficiencia, trazabilidad y control en tiempo real”.

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