El Caburé: además del maíz, el gobierno se apropió la denuncia de un privado

El caso del maíz perdido se convirtió en una operación política de control y encubrimiento. El gobierno amplió la denuncia original, pero no explica dónde está el dinero ni quién lo tiene.

ActualidadHace 2 horasRedacciónRedacción
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El escándalo por los dos millones de dólares del maíz —equivalentes a unos dos mil millones de pesos— sigue sin respuesta. Lo que comenzó como una denuncia privada contra funcionarios terminó apropiado por el propio gobierno, que amplió la causa y la llevó a los juzgados de su conveniencia.

Los productores afectados denunciaron irregularidades en la administración de la producción y reclamaron respuestas sobre la venta y el manejo del cereal. Apuntaron contra varios funcionarios del gobierno de Claudio Poggi, incluso aportando pruebas. Pero ahora, con la movida del poggismo, no solo se quedaron sin maíz, sino que también buscan arrebatarle la denuncia. 

Ningún funcionario se vindicó. Algunos, como Bazla, apenas se presentaron a declarar para cumplir con el trámite, mientras el poder político se encarga de mover las piezas del tablero judicial. La pregunta clave sigue flotando: ¿quién tiene el dinero del maíz?

La nueva estrategia del gobierno es clara, confundir. En lugar de aclarar, dispara denuncias ruidosas contra exfuncionarios, buscando desviar la atención y diluir responsabilidades. Son bombas de humo lanzadas para tapar un hecho que, evidentemente, dolió más de lo esperado.

La maniobra exhibe una realidad que ya pocos niegan, la corrupción se les fue de las manos. Lo que era un escándalo administrativo ahora se transformó en una crisis política que erosiona la credibilidad del gobierno de Poggi.

Las causas, por supuesto, terminan en juzgados amigos. Fiscales y jueces alineados con la gestión actual operan en silencio, aferrados a los cargos que les garantizan estabilidad mientras responden a las necesidades políticas del Ejecutivo.

En San Luis, el poder ya no se divide, se concentra. Poggi busca ser juez y parte, dueño de la denuncia y del relato. En lugar de un gobernador, la provincia empieza a convivir con un emperador que quiere controlar hasta la impartición de justicia.

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