
A días de las elecciones armamos un resumen basado en conspiraciones y hechos de la realidad poggista. Porque puede desaparecer el maíz que se llevaron los funcionarios del gobierno, pero no las operaciones.
Un ala del poggismo no ve con buenos ojos que el rector de la UNSL tenga un lugar expectante como candidato a diputado por sus críticas al gobierno nacional. La UCR hace silencio, el adolfismo se queja por no ser tenido en cuenta y el Partido Demócrata se bajó a último momento.
Actualidad20 de marzo de 2025A días de las elecciones, el oficialismo ya tiene los nombres cocinados para la boleta. En Pueyrredón, los protagonistas serán Jorge “Toti” Videla, María Eugenia Gallardo, Gabriela Gónzalez Riollo y, el que más ruido generó, Víctor Moriñigo.
La inclusión del rector de la UNSL ha desatado tensión en el poggismo, y no es para menos. Moriñigo tiene un gemelo político que en San Luis, se muestra como un oficialista de pura cepa, alineado a Poggi y defensor de sus medidas, incluso las más indefendibles. Pero fuera de la provincia, adopta un discurso progresista light y se anima a criticar el ajuste de Milei. Algo que, para el poggismo duro, es un pecado imperdonable. No hay margen para el desmarque cuando la estrategia es sostenerse del gobierno nacional para suplir la falta de peso político propio.
Dentro del oficialismo, hay quienes consideran un error haberle dado a Moriñigo un lugar expectante. Desconfían de su lealtad y se preguntan si su papel en la Legislatura no será más un problema que un activo.
Mientras tanto, el Partido Demócrata decidió bajarse del Frente Ahora San Luis. Las últimas movidas de figuras como Arancibia Rodríguez dejaron claro que el espacio ya no comulga con el gobierno y prefirió evitar quedar atado a una estructura en crisis.
Por otro lado, la UCR sigue en su papel de espectador resignado. Reducida a una fuerza testimonial, los radicales ya no discuten proyectos ni liderazgos, solo esperan que el poggismo les tire alguna migaja para no quedar completamente fuera del reparto de cargos.
El adolfismo también está inquieto. Su peso dentro del oficialismo es cada vez más débil y el descontento crece entre sus dirigentes. La posibilidad de que algunos de los pocos adolfistas que todavía tienen puestos en el gabinete sean eyectados no es descabellada.
La interna está al rojo vivo, y aunque por ahora el poggismo busca contener las fugas, la unidad se tambalea. Con tantas fracturas a la vista, no sería raro que, después de las elecciones, algunos pasen de oficialistas a opositores con la misma rapidez con la que hoy cambian su discurso según el público que los escuche.
A días de las elecciones armamos un resumen basado en conspiraciones y hechos de la realidad poggista. Porque puede desaparecer el maíz que se llevaron los funcionarios del gobierno, pero no las operaciones.
El ministro de Desarrollo Productivo, Federico Trombotto, vuelve a quedar en el centro de un escándalo por presuntas maniobras de corrupción. Lo acusan de haber facilitado la operatoria que permitió una millonaria venta de maíz, en una trama que mezcla poder político, favores y negocios rurales.
José La Malfa dejó su cargo casi un mes después del escándalo por las repavimentaciones del autódromo provincial. El gobierno de Poggi gastó más de 2 mil millones en obras que duraron lo que un pestañeo. Ahora, la pregunta es quién paga los errores.
El secretario de Ética Pública se desmarcó del escándalo por la desaparición del maíz del Caburé con un libreto calcado al del libertario José Luis Espert: “no me prestaré al circo mediático”. No dijo dónde está el maíz, ni el dinero, ni cuándo rendirá cuentas.
El gobernador blanqueó lo que todos sabían: su acuerdo con La Libertad Avanza. Mientras lo decía, empleados del Estado retiraban carteles del candidato opositor. Semana clave para el poggismo, entre confesiones políticas y maniobras electorales.
El escándalo por el maíz desaparecido de “El Caburé” golpea en el corazón del gobierno de Claudio Poggi. Los paladines de la ética, Bazla y Endeiza, ahora bajo la lupa judicial, ponen en jaque el discurso moral del oficialismo.
Productores denuncian que el gobierno habría vendido “en negro” una cosecha de maíz valuada en más de dos millones de dólares. El funcionario Ricardo Bazla, hombre de la "ética" poggista, vuelve a quedar en el centro de un escándalo que salpica a la Justicia y a otros ministerios.
El secretario de Ética Pública se desmarcó del escándalo por la desaparición del maíz del Caburé con un libreto calcado al del libertario José Luis Espert: “no me prestaré al circo mediático”. No dijo dónde está el maíz, ni el dinero, ni cuándo rendirá cuentas.
José La Malfa dejó su cargo casi un mes después del escándalo por las repavimentaciones del autódromo provincial. El gobierno de Poggi gastó más de 2 mil millones en obras que duraron lo que un pestañeo. Ahora, la pregunta es quién paga los errores.
El ministro de Desarrollo Productivo, Federico Trombotto, vuelve a quedar en el centro de un escándalo por presuntas maniobras de corrupción. Lo acusan de haber facilitado la operatoria que permitió una millonaria venta de maíz, en una trama que mezcla poder político, favores y negocios rurales.
A días de las elecciones armamos un resumen basado en conspiraciones y hechos de la realidad poggista. Porque puede desaparecer el maíz que se llevaron los funcionarios del gobierno, pero no las operaciones.