ROSCA Y TONGO

Estimado lector este resumen sale cuando los negligentes redactores se casan de recibir intimidaciones proveniente de los dueños del medio. Por suerte, más de 1 millón de visualizaciones en el último mes, los mantiene calmos y sumidos en un éxito totalmente inmoral.

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7 de junio - día del periodista

En esta edición se adjunta un glosario de términos, por si algún intelectual de los que fueron al congreso de comunicación del gobierno no lo puede entender:

SAINETE: Pieza dramática en un acto, de carácter popular y burlesco, que se representaba como intermedio o al final de una función.

TORPEZA:  Condición casi innata de los funcionarios del gobierno provincial.

BODRIO: Relativo a todo lo que toca o hace Diego Masci. 

ÑOQUIS:  Masa hecha con patatas mezcladas con harina de trigo, mantequilla, leche, huevo y queso rallado, dividida en trocitos, que se cuecen en agua hirviendo con sal y son funcionarios de Poggi.

HISSA: Erudito asintomático de cortos alcances mentales.

DOSEP: Una obra social hasta que asumió Poggi.

TOTALMENTE PERDIDO

El sainete de DOSEP ya dejó de ser un problema administrativo para convertirse en una tragicomedia política. Los afiliados hacen malabares para pagar consultas que antes cubría la obra social, mientras el director Jorge Vergara declara con la naturalidad de quien no tiene idea ni interés, no sabe quiénes son los prestadores y, al parecer, tampoco le preocupa. El sueldo millonario que embolsa cada mes parece traerle un beneficio único,  el lujo de vivir en un limbo de desconocimiento.

Vergara ya presentó renuncias, pero en lugar de dejarlo ir, lo retuvieron como se retiene al perro cuando se quiere escapar por el alambrado: “quedate y arreglá la cagada que te mandaste”. Una frase que no es gestión, sino un pedido desesperado de milagros a quien ni siquiera encuentra la puerta de salida. El director convertido en rehén de su propio cargo es el retrato de un gobierno que improvisa con la salud (no es lo único), como si fuera un sketch de Gasalla.

El problema es que detrás de la desorientación de Vergara no solo hay torpeza individual. Hay una cadena de responsabilidades que termina en la ministra Teresa Nigra, garante de que el descalabro siga rodando cuesta abajo. Y mientras los funcionarios juegan al escondite con la realidad, los afiliados pagan la entrada más cara, su propia salud convertida en espectáculo de cuarta.

LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES, EN REALIDAD NO TANTO

En San Luis la libertad de prensa parece tener reglamento interno y árbitro designado desde Terrazas. El episodio entre el senador Bartolomé Abdala y Nino Romero lo dejó a la vista, el legislador habló de desempleo y narcomenudeo, y Romero salió corriendo a Twitter para aclarar que jamás de los jamases se trató de esos temas en su programa. Una reacción tan apresurada como innecesaria que más que desmentir, confirmó lo obvio: en los medios adictos hay listas negras de palabras prohibidas.

Lo curioso no es que Abdala haya exagerado o reinterpretado la entrevista, sino que el periodista estrella del poggismo se sintiera obligado a arrodillarse en público, aclarando lo que no se dijo. En cualquier manual de comunicación, eso es cavarse la propia fosa, nadie recuerda qué se habló en la entrevista, pero todos saben qué no se puede mencionar frente a un micrófono oficialista. En tiempos donde la censura ya no se anuncia con decretos, basta con ver a un comunicador desmentirse a sí mismo para entender hasta dónde llega la correa.

La ironía final es que Mario Otero, histórico del medio local y compañero de Romero, ya había pagado caro por salirse del libreto oficial, lo borraron del canal estatal por criticar al intendente Jorge Gastón Hissa. Un recordatorio de que en San Luis no se premia al que incomoda con preguntas, sino al que se acomoda con silencios y pauta. Y a veces, como en este caso, con desmentidas tan torpes que terminan revelando la verdad que querían ocultar.

UN CONGRESO DE BOSTEZOS

El Congreso de Comunicación de Masci fue exactamente lo que se esperaba, un encuentro sin público, sin debate y sin gracia. Un bodrio montado para aplaudirse entre los mismos de siempre: los prensa de ministerios, los empresarios amigos de la pauta, los docentes fieles al convite y los operadores disfrazados de “comunicadores neutrales”. Nadie fuera de ese círculo reducido iba a perder un día entero escuchando cómo El Chorrillero maquilla los policiales, cómo el canal estatal se supera en papelones o cómo Masci, con cara de iluminado, descubre ahora que mentir no comunica bien. El único momento de sinceridad lo dio un vídeo viral de expositores dormidos, la mejor metáfora del evento.

Lo que nunca se dice en esos escenarios es lo que todos comentan en voz baja: cómo presionan a periodistas, cómo funciona el semáforo de Masci que cataloga comunicadores opositores, cuánto cuestan los influencers del stream que nadie mira y cómo se inflan audiencias con boots y trolls. Pero, claro, el congreso no estaba para hablar de eso sino para fabricar un espejo donde el gobierno se mira, se aplaude y encima nos cobra la entrada a todos vía impuestos. Si la “nueva comunicación” es Conexión San Luis o un streaming fantasma como San Luis +, la definición de fracaso está servida.

El dato pintoresco fue la presencia aplicada de Facundo Santarone, tomando lista de quién iba como un preceptor. No es funcionario, pero maneja más pauta que cualquier ministro y siempre aparece detrás de los negocios comunicacionales. 

Ni la organización se salvó, tuvieron que corregir tres veces la placa de invitación por errores básicos, detalle mínimo pero revelador de todo lo demás. Masci quiere ser un Durán Barba de entrecasa, pero por ahora apenas alcanza a un Adorni versión low cost. Y lo peor es que ya ni siquiera logra ser entretenido en el intento. 

TIJERAS SELECTIVAS

El gobierno nacional convirtió el ajuste en religión y la caza de “ñoquis” en deporte olímpico. El nuevo secretario de Desregulación, Alejandro Cacace, lleva la bandera como si fuera el Maradona de la tijera: todo se corta, todo se achica, todo se liquida… salvo cuando se trata de amigos. Ahí, el liberalismo austríaco se transforma mágicamente en solidaridad puntana.

La última joya vino cuando Cacace salió a felicitar en redes a Gabriela González Riollo, funcionaria del poggismo que alcanzó la fama no por su gestión, sino por un video donde aparece “modelando” camino al trabajo. El mismo que se viralizó gracias a sus propios empleados, esos que todavía no entienden para qué sirve su jefa. La bautizaron como la gran ñoqui deluxe del gobierno provincial, y ahora encima tiene padrino en Nación.

El papelón es redondo: Cacace, el cruzado contra la grasa estatal, aplaudiendo a la funcionaria más señalada por no hacer nada. Riollo borró el video, pero el ridículo ya quedó tallado. Y en la trama queda claro que el ajuste tiene tijeras, sí, pero con filo selectivo: corta al laburante, nunca a la amiga que posa frente a cámara.

LA DE SIEMPRE 

Que Hissa persiga trabajadores ya no sorprende; lo que sí provoca cierta carcajada amarga es que lo haga a viva voz. Mientras los municipales se quejan de sueldos raquíticos y condiciones cada vez más precarias, el intendente se dedica a “apretar” a los rebeldes. Su hermano Agustín, convertido en un triste personaje con ínfulas de policía doble, se pasea por los pasillos del municipio escoltado por dirigentes del sindicato de Edgar Magallanes. En la semana, en Bromatología, los empleados se plantaron para evitar que despidieran a una compañera por hacer paro pidiendo mejoras, la ironía es tan brutal que duele incluso reírse.

Hissa es ese padre de familia que afuera luce respetable y sereno, pero adentro reproduce un terror cotidiano que solo refleja lo mal que está la provincia desde que él y Poggi asumieron. La imagen de autoridad se deshace cuando las decisiones muestran que, detrás de la formalidad, reina la improvisación y la paranoia. Su estrategia parece más un ejercicio de espectáculo que de gobierno, intimidar por intimidar, amedrentar por rutina.

El resultado es predecible,  los vecinos ya no lo soportan y los municipales empiezan a seguir ese camino de rechazo. El intendente, que se preparó veinte años para gobernar, se desmorona a la vista de todos; escribir sobre él a veces se siente como pegarle a alguien en estado vegetal, sin reacción, sin defensa, solo con la sombra de lo que pudo haber sido. 

Pero tranquilo Jorgito, nunca nos vamos a cansar de abrazarte con nuestra presencia…..

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