La deuda que no requirió dos tercios… pero sí una cadena de favores

La mitad del presupuesto de la ciudad ya no es de la ciudad. Está hipotecado en curros, kioscos y empresas truchas, con nombres distintos y dueño repetido, Luciano (el Ex de Gabriela). Tercerizan todo. Reparten contratos como si fueran caramelos: sin licitaciones, sin vergüenza, sin control.

¿Querías luces LED? Te pusieron 130. Dijeron 200. ¿Quién las instaló? La gestión anterior. ¿Quién las cobró? El kiosco actual. Y como si fuera poco, uno de los empresarios lo dijo en un audio: "Ya arreglé con Gonzalo para que todos los municipios me compren a mí." ¿Y vos todavía creés que es casualidad?

Algunas firmas tapan dos baches y facturan como si asfaltaran veinte cuadras. Las cloacas revientan en cada barrio, pero firmaron contratos millonarios para "mantenimiento". ¿La excusa oficial? Que la gente "come del PANE" y se descompone muy seguido. El desprecio por el pueblo ya no es implícito. Es descarado.

Y lo más indecente: viáticos otorgados a quien debería controlar al Ejecutivo. ¿Dónde quedó la independencia del Tribunal de Cuentas Dra. Pagano? ¿No le alcanza con los viajes y especializaciones que se paga con fondos públicos? Ah, claro… es radical. Y seguramente mea agua bendita.

¿Ya cerraste con el "dueño" del cementerio? ¿Te regalaron los lotes privados del costado? Negocios bajo tierra. Y vos con cara de póker.

Y el transporte público... el colmo. Treinta unidades vencidas. Decidiste no pagar la deuda con la empresa proveedora, teniendo más de 6.000 millones de pesos de superávit. Arriesgas la vida de estudiantes, ancianos y trabajadores todos los días. Total, vos nunca subiste a un colectivo.

¿Y sabés qué es lo que más duele? El silencio. El silencio de los que antes paraban Transpuntano porque no había papel higiénico doble hoja. Hoy manejan armas sobre ruedas... y no dicen ni mu. Cobardes. Cómplices. Entregados.

Pero ojo, Jorgito no está solo. Para que toda esta mugre funcione, hacen falta cómplices con banca… literalmente.

Los concejales oficialistas, esos que levantan la mano por una foto como si fueran fans de Wanda Nara. Algunos no merecen ni ser nombrados. Pero hay otros que duelen más.

El autoproclamado dueño de la moral, si, Mario Silvestri, El que quería exterminar trapitos y kioscos. ¿Qué dolor debés sentir cuando levantás la mano para aprobar kioscos más grandes que los que juraste combatir? No debe haber tristeza más grande que guardar tus ideales donde no te da el sol y levantar la mano como un monigote.

Y qué decir de Medina, la matemática con banca... Pobre Pitágoras, debe estar revolcándose en su tumba. Tuvo que reescribir teoremas para justificar los desequilibrios de un intendente inservible. Hasta la geometría se deforma cuando el poder aprieta.

Y claro, no podía faltar el párrafo especial para la tránsfuga (Ya todos sabemos de quien se trata). Sí, vos. Por un par de pilchas, vendiste tu dignidad. No tenés historia. No tenés palabra. No tenés futuro. Tu castigo es ese: ser un espacio en blanco en la historia de esta ciudad.

Jorgito, sos un asco. No por ideología. No por diferencias políticas. Sos un asco porque jugás al Lobo de Wall Street mientras la ciudad se cae a pedazos.

Porque no es solo tu ineptitud: Es tu gabinete de mediocres. El que timbea en el Golden, la que firma sin leer, y tu hermano, Agustín, el Fariña puntano.

Esta es la deuda que no requirió dos tercios. Porque no necesitaban votos. Solo silencio. Obsecuencia. Favores.

Porque la verdadera deuda es con la ciudad: Con sus calles destruidas. Sus cloacas rebalsadas. Sus colectivos vencidos. Sus vecinos estafados.

La deuda es tuya, Jorgito. Y te la van a cobrar el 11 de mayo. En las urnas. Con bronca. Con dignidad. Con memoria. Y con los dos tercios de una ciudad que ya no te cree nada.